|
¡Están aquí!» Jinan hacía
tiempo que sabía que un día u otro se vería obligada a salir corriendo de
su aldea con lo puesto. Una sensación de peligro inminente se había
extendido por la región desde los primeros días del verano de 2014 y, con
ella, la impresión terrorífica de que todo un mundo desaparecía: el suyo,
el de los yazidíes, habitantes al pie de los montes Sinjar, en el norte
de Irak, no lejos de la frontera con Siria, seguidores de una religión
preislámica, el yazidismo.
Los combatientes de Dáesh
capturaron a Jinan y a su familia el 4 de agosto. Lo que vino a
continuación fueron tres meses de infierno, de esclavitud. Vendida a dos
combatientes —un policía y un imán—, a obligaron a convertirse al islam,
abusaron de ella y la torturaron, porque a esclavitud sexual es, para
Dáesh, el único destino que merecen las mujeres infieles.
Jinan tuvo suerte. Consiguió escapar. Es una
superviviente. Tiene dieciocho años, pero parece tener más. Acaba de
casarse. Su curación pasa por este testimonio, que ofrece por ella y por
todas las mujeres que han sufrido la misma suerte, en ocasiones dejando
la vida.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario