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martes, 29 de abril de 2014

325.- Demipage publica LA PASIÓN DE ENRIQUE LYNCH. NECROFUKER, de Richard Parra



Demipage publica

La pasión de Enrique Lynch
Necrofuker

 

Las novelas La pasión de Enrique Lynch y Necrofucker presentan una naturaleza humana estrechamente vinculada al mal. Ambientadas en diferentes épocas y espacios, del siglo XIX a la década de 1980, de lo rural a lo urbano, plantean una visión social y humana común y exponen sociedades en crisis donde impera la maldad y las relaciones se articulan a través de la violencia. Del mismo modo que hicieron Arguedas, Rulfo o las Crónicas de Indias, se muestran las luces y sombras del «progreso» para evidenciar que la civilización tan solo puede erigirse a través de la barbarie.


La pasión de Enrique Lynch 
 
Nacido a orillas del río Hudson, en 1811, Henry Lynch probó fortuna en los negocios. Especuló, estafó, se enriqueció corrompiendo autoridades y arruinó negocios privados y del propio gobierno. Tras culminar la red ferroviaria de Valparaíso a Chile, que le catapultó a la categoría de héroe nacional, se instala en San Pedro, una pequeña aldea peruana situada a 4.000 metros de altitud, con el firme propósito de construir una línea de ferrocarril que penetre en la cordillera andina y llegue hasta el océano Pacífico.


«Antes de hacerme puta me dedicaba a la iglesia. El padre Baltasar me quería enviar a Lima a una escuela para indias. Por eso, a mí y a otras cinco nos daba clases de catecismo y nos enseñaba a leer y escribir.
Después de ocuparme de la casa del abuelo (el pastoreo de carneros o la preparación de la comida para los mineros de El Viejo), me encargaba de la iglesia. Baldeaba el recinto, lavaba y almidonaba la ropa del sacerdote. Limpiaba los santos del altar mayor. Le cocinaba al padre Baltasar.
Justo la tarde en que llegaron los coolíes, yo limpiaba los gallineros de la parroquia cuando aparecieron arreados por capataces y perros. Por primera vez veía chinos y hombres tan blancos. Pasaron por la avenida principal, cruzaron el puente colgante y ocuparon una terraza al otro lado del río Hablador.» 

 
Necrofucker
 
Crónica desgarrada de tres adolescentes que comparten miserias vitales y pasión por la música «metal» en la Lima de finales de la década de 1980, un momento histórico marcado por el conflicto interno entre el Gobierno del dictador Fujimori, y el grupo terrorista Sendero Luminoso.

 
«En el puente Aramburú de la Vía Expresa, las autoridades nos interceptaron. El Anti, Sata y yo y como veinte más terminamos detenidos. Nos llevaron a la comisaría de Petit Thouars, en donde para entrar tuvimos que cruzar por un callejón oscuro de palazos y patadas. Nos mojaron con agua sucia y nos encerraron.
—A ver, rosquetes —nos dijo el comisario. Así que se creen muy machitos rompiendo cosas. Mechándose con estudiantes. Empujando señoras. Metiendo mano a las hembras. Son bien hombres, ¿verdad? Ahora pues ya se jodieron: los trasquilaremos y, a los que estén en edad de servir, los mandaremos al cuartel. Ya veremos si son bien machos peleando contra los terrucos.
—A ver, tú, el que está con la cara pintada —le dijo el comisario al Anti—. Ven para acá.
El Anti se le acercó.
—Párese como hombre, mierda —le dijo el oficial.
El Anti se sacó las manos de los bolsillos, se cuadró. Sacó pecho.
—¿Usted por qué se ha pintado la cara? ¿Es usted rosquete? ¿Orina sentado?
—No, jefe.
—No me diga jefe, carajo. Dígame señor.
—No, señor.
—¿Y por qué se ha pintado?
— Es que soy metalero, señor.
—¿Metalero? ¿Qué es eso? ¿Ahora así se les dice a los homosexuales?
—No, señor. No es lo que piensa.»
 





Richard Parra

Hijo de migrantes andinos, Richard Parra nace en Comas en 1976. Abandonó sus estudios de Ingeniería para doctorarse en Literatura con un trabajo sobre José María Arguedas. En Nueva York, fue alumno de Diamela Eltit y obtuvo su PhD con un ensayo sobre la filosofía política del Inca Garcilaso. En 2010, publicó el libro de relatos Contemplación del abismo, muy bien recibido por la crítica. Su relato La muerte del liquichiri está incluido en la antología de la mejor cuentística peruana 2000-2010 de Ricardo González Vigil. Actualmente reside en Nueva York, donde ejerce la docencia y la crítica literaria.



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Jim & jhon