Por la grandiosidad de los paisajes, por la sofisticación de la arquitectura tradicional, por la listeza honrada de su gente, Nepal tiene atributos para encarnar el sueño del viajero. Hay pocos países donde aquel se sienta tan a gusto y tan cómplice. El escenario es bellísimo, no existen amenazas a la seguridad, y los nepalíes tienen un sentido del humor agudo y nada servil. Además, son pasmosamente eficaces al satisfacer las necesidades del visitante. Ni siquiera el dinero es un obstáculo, pues los precios locales resultan ridículos para los estándares europeos. La sensación de placidez es tal, que cuesta recordar que se está en uno de los países más pobres del planeta: Nepal ocupa la posición 138 entre las 169 naciones incluidas en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas para el año 2010. Las causas de ese atraso son varias. Algunas tienen que ver con la naturaleza: Nepal carece de materias primas valiosas, teniendo que importar buena parte de lo que consume, sobre todo energía.
ALTAÏR, librería de viajes
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