Almuzara presenta “Satanismo. La historia del culto al mal”, de Javier Cavanilles
“El satanismo es patrimonio de los cristianos; la mayoría de satanistas son ateos”
19 de septiembre de 2024. – “Satanismo. La historia del culto al mal” es el título del nuevo libro que acaba de publicar la editorial Almuzara. Se trata de una obra del escritor y periodista Javier Cavanilles, quien analiza la historia del satanismo, desde sus antecedentes en Babilonia, hasta su consolidación durante el siglo I de nuestra era, tras el nacimiento del cristianismo.
Además, este volumen se centra en el concepto de ‘La Sinagoga de Satán’, que aparece por primera vez en “El Apocalipsis”, y que es la base de las teorías modernas de la conspiración.
El surgimiento de este concepto, como todo en religión, según Cabanilles, “no es más que una manera de satisfacer una determinada agenda ideológica, en este caso para demostrar que todas las versiones del judaísmo que no sean las que se derivaban de las enseñanzas de Jesús de Nazaret están equivocadas. Y es que el satanismo no tiene nada que ver con lo sobrenatural, sino que nace como una necesidad política”.
“Al cristianismo, aunque le cueste reconocerlo, es una religión politeísta, que tiene mucho que ver con los cultos paganos de los que tanto ha abominado a lo largo de su historia. La figura de un dios bueno, un ente nacido de la imaginación de los hombres, es incompatible con la existencia de un mundo en el que el mal campa a sus anchas —explica el periodista Javier Cavanilles—. De ahí la necesidad de contar con otro dios del mal al que echarle las culpas, por lo que el satanismo, la creencia y el culto al demonio, es patrimonio de los cristianos, ya que la mayoría de satanistas son ateos”.
En este libro también se analiza la historia del culto a Satán con el mismo criterio que cualquier otra religión, y aparece como una forma de pensar que se justifica en las necesidades políticas de la época en que nace —como lo fue en su día el monoteísmo—, y que evoluciona al albur de las exigencias del poder de turno. Así, según este ensayo, los elementos sobrenaturales apenas juegan ningún papel en esta historia. Eso explica porque, por ejemplo, tanto en la colonización de América por los españoles —y posteriormente, por los ingleses—, el concepto de Satán fue tan importante.
Para Cabanilles, la historia de Satán, y del culto al mal, como creencia cristiana, también jugó un papel fundamental en la llamada Caza de Brujas, que puede entenderse también como un enfrentamiento entre el catolicismo y los nuevos cristianismos nacidos tras la reforma de Lutero. Algo parecido, añade este autor, se puede decir del llamado Pánico Satánico de los años 80 y 90, que se puede entender como una reacción al liberalismo de las 70.
Pero la imagen de Satán no solo tiene herencia religiosa, asegura este investigador, quien comenta que con el paso del tiempo comienza a desacralizarse, y con la aparición de otros movimientos religiosos —sobre todo a partir de los Rosa Cruces— se irá sentando las bases de una nueva creencia basada en libros como “El paraíso perdido”, de John Milton, así como en movimientos como el anarquismo, el feminismo, la masonería o el nacimiento del true crime como género periodístico.
«Si a todo esto le sumamos la aparición del cine o los cómics en el siglo XX, con su capacidad para crear un nuevo folclore —lo que llamamos la ‘cultura popular’— no debería extrañarnos la aparición de la Iglesia de Satán o la influencia que ha tenido el ocultismo en movimientos contraculturales, como el rock’n’roll», apunta Cavanilles.
“Satanismo. La historia del culto al mal” aborda, igualmente, los mitos que rodean esta religión como la existencia de sectas dedicadas a rendir culto al mal, el peligro de los exorcismos, las presuntas redes pedófilas o su relación con los juegos de rol.
Así se llega al siglo XXI, una época en la que al parecer, según Cabanilles, las religiones están en retroceso en Occidente, pero no ha impedido que la creencia en Satán estuviera en el asalto al Congreso de EEUU en 2020 o, más recientemente, en los discursos de Maduro o Putin.
“Aunque el satanismo se asocia a las misas negras y sacrificios humanos, lo cierto es que esta es una imagen que no se consolida hasta finales del siglo XIX y que no se materializará hasta la aparición de la Iglesia de Satán. Sin embargo, la religión creada por Anton LaVey en los años 60 tiene muy poco que ver con los tópicos que rodean a esta creencia, y que no son más que proyecciones de las ideas cristianas que llevan circulando desde hace veinte siglos”.
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