“Ritos, luchas, cortejos y aquelarres que bajan hasta tierra para formar parte de la trama principal de cualquier pesadilla”
27 de octubre de 2022.- “Gente de muerte” es el título del nuevo libro que acaba de publicar la editorial Almuzara. Una obra de Israel Espino, quien se adentra en un oscuro viaje hacia la noche en busca de lo sobrecogedor, de lo terrorífico, de lo sobrenatural y todo de aquello que hace estremecer, para dar una explicación a fenómenos tan espeluznantes como el del sonido del vendaval que sacude los árboles y hace temblar los cielos; los crujidos de las ventanas y los sonidos lastimeros que se escuchan en un tumulto lejano; o el ruido de corceles a la carrera, acompañado por sones extraviados de una música confusa.
“Son los sonidos de muerte”, afirma esta autora quien deja constancia palpable de que tras ellos se esconden los muertos, las almas condenadas, los demonios, los espíritus, los espectros, los fantasmas y los seres de otras dimensiones, cuyos ritos, luchas, cortejos y aquelarres bajan hasta tierra para formar parte de la trama principal de cualquier pesadilla.
Fenómenos que esta especialista del mundo sobrenatural explica y cuyas huellas no duda en buscar recorriendo la vieja Europa a la caza de gente de muerte que lleven a cabo cortejos mágicos, de jinetes que cabalguen sin cabeza por los frondosos bosques germánicos, de seres que lleven a cabo ruidosas cacerías salvajes en las Landas francesas y de hadas que organicen cortejos en los verdes valles galeses.
“Gente de muerte” que transite por las noches de las solitarias sendas de la España rural a la luz mortecina de las velas para intentar contemplar, a ras de tierra o sobre el aire, a pie o a caballo, a una tropa desconocida cuyo nombre se ignora o se musita con miedo: la Santa Compaña, la Mala Behtia, la Huéspeda de Almas, la Procesión de la Güestia…
En definitiva, “Gente de muerte” es una obra que no dejara dormir a quien se acerque a ella, sobre todo después de leerlo, pues dentro de sus páginas se esconden hordas sobrenaturales que pueblan las noches invernales, recorren en su vuelo siglos y kilómetros y, a pesar del tiempo y del espacio, aún se mantienen vivas.
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