¿Te imaginas a Bridget Jones –que tan desgraciada se sentía con dos pretendientes, un piso en el centro de Londres y trabajo estable– sobreviviendo a la era millennial? Tras acabar la carrera en Londres, los planes de Eden no están saliendo como esperaba. Ha tenido que renunciar a su despreocupada vida de estudiante y volver a su pueblo natal, donde siente que su vida es un completo desastre. Solo cuando crea que ha tocado fondo se dará cuenta de que siempre se puede caer más bajo y de que hacerse adulta es una mierda…
Volver a casa de tus padres y encontrarte de nuevo en tu habitación infantil –con cama diminuta– que juraste no volver a pisar. Mantener una relación a distancia con un tío que tarda siglos en contestar a tus mensajes pero que tiene todo el tiempo del mundo para hacerse ¿amigo? de su nueva y atractiva compañera de trabajo. Resignarte y aceptar el trabajo que te ha encontrado tu madre en la cafetería del pueblo tras años de esfuerzo en la universidad. Aguantar que tu padre te arrebate tu sueño y se convierta en influencer de la noche a la mañana con un vídeo en el que habla de plantas.
En esta novela –que es como la vida misma, divertida y accidentada a partes iguales– la protagonista tendrá que sobrevivir a las pequeñas catástrofes cotidianas y a las relaciones modernas en un mundo que no se lo pone nada fácil. ¡Quién nos iba a decir que encontrar al señor Darcy sería más sencillo que conseguir likes!
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