Un imperio en quiebra, una escritora en formación: Olga Merino relata sus años rusos en el trigésimo aniversario de la disolución de la URSS
«Una pluma tan descarnada como un lienzo de Bacon». Rafael Narbona En diciembre de 1992, poco después del derrumbe de la Unión Soviética -del que se cumplieron treinta años el pasado 25 de diciembre de 2021-, una joven Olga Merino preparaba las maletas para instalarse en Moscú como corresponsal. En la capital rusa Merino vivió Cinco inviernos, en la vorágine de un cambio de época que marcó también un antes y un después en su vida personal.
Tras el éxito de público y crítica de La forastera, desde Alfaguara tenemos el placer de publicar Cinco inviernos, a la venta el 20 de enero. El diario íntimo de una joven periodista que, inmersa en la cultura rusa, persigue el sueño de ser escritora, el prestigio profesional como periodista y el amor pleno y sublime queda anotado en el momento presente, poniendo en contraste de forma magistral la voz de hoy con la de aquella muchacha idealista.
«Siento especial querencia por las libretas rusas. Consciente de que estaba viviendo un momento excepcional, en lo personal y en lo histórico, no quería perder ni una migaja ni que el recuerdo distorsionara la experiencia de Moscú. Tenía entonces veintiocho años recién cumplidos, una edad en la que, como escribió Vila-Matas, “yo estaba tan disponible ante la vida que cualquier disparate se podía infiltrar en ella y cambiármela”».
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