Esta fábula ilustrada nace cuando un buen día el mundo se pone en pausa. De repente, sobra tiempo, mucho tiempo, y los adultos descubren que es posible vivir a otro ritmo, observar la vida desde otro punto de vista. A través de los ojos de los niños.
De la mano de su hijo pequeño, el adulto de esta historia se reconciliará con su niño interior y aprenderá a ver con una mirada renovada la vida y las maravillas que se esconden tras las cosas más sencillas y rutinarias.
Una novela gráfica que nos invita a detenernos, observar y deleitarnos con lo que nos rodea. Un ejercicio de sencillez. Un elogio a la infancia y a la capacidad de asombro ante las pequeñas cosas. |
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