España vive en el imperio de los gestos. La democracia parlamentaria se ha convertido en un teatro y, en los últimos años, el Gobierno español, que ha hecho frente a una gravísima pandemia cuyos verdaderos efectos desconocemos aún, se ha dedicado a la escenificación, a las mentiras y a la normalización del abuso del poder. Pero ¿por qué los ciudadanos seguimos atrapados en esta visión espuria y miope, en este predominio de los intereses de los partidos por encima de nuestros valores morales y nuestros intereses personales?
Esta pregunta, crucial para la supervivencia de la libertad individual, es la que María Blanco responde en este libro. Y lo hace recorriendo algunas nociones básicas de la vida, desde nuestra identidad política hasta el extraño juego de espejos que son la representación política y la rendición de cuentas, pasando por la influencia del nuevo marketing político, la importancia del liderazgo en la política y la manera en que aceptamos las mentiras de nuestros representantes.
Con su habitual combinación de rebeldía y claridad, María Blanco expone cómo el Estado de derecho es necesario, pero no suficiente para la libertad, y defiende un optimismo hayekiano con argumentos que desmontan la idea de que el Estado es la solución a todos los males.
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