Utagawa Hiroshige
(1797-1858) ha sido, junto con Hokusai, el más admirado de los paisajistas de la estampa japonesa ukiyo-e del período Edo (1615-1868). Célebre por sus series Cincuenta y tres estaciones del Tokaido o por sus Cien vistas famosas de Edo, siempre se ha reconocido en Hiroshige una gran capacidad para el dibujo, un gran sentido del color y, sobre todo, una gran sensibilidad poética para captar la belleza de la naturaleza en cualquier momento. Fue un apasionado viajero por los caminos del país, que recorrió tomando apuntes de los paisajes más singulares. Fuera de Japón sus estampas también fueron muy populares, despertándose un fervoroso coleccionismo por sus obras, las cuales infl uyeron a los principales artistas de la segunda mitad del siglo XIX, en especial a Whistler, Monet y Van Gogh, entre otros.
Noguchi Yonegiro
(1875-1947), más conocido en Occidente como Yone Noguchi, fue un poeta, escritor y crítico de arte con una vida singular, marcada por sus viajes por Estados Unidos y por Europa en la era Meji (1868-1912) y por su dominio de la lengua inglesa, que le permitió convertirse en uno de los más destacados divulgadores de la cultura nipona en el mundo. Escribió varios libros sobre arte japonés, pero su artista preferido y al que más estudios dedicó fue a Hiroshige, entre los que destacamos los que publicó en 1921 y 1940 con el título de Hiroshige. Para Noguchi, Hiroshige era el pintor que mejor representaba el genio japonés, pues su obra logra una perfecta comunión entre los seres humanos y la Naturaleza. Desde sus escritos, que se publicaron en libros y revistas del todo el mundo, Noguchi popularizó la visión de Hiroshige como un auténtico poeta de los pinceles.
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