En Las niñas que soñaban con ser vistas puedes encontrar, al más puro estilo de la novela negra clásica, buenas dosis de crítica social, un análisis a ratos demoledor de actitudes, circunstancias y amoralidades que, por cotidianas y/o extendidas, se pasan por alto e incluso se dan por buenas. La novela plantea muchos interrogantes, no solo por el misterio de la trama, si no por lo que cada uno podría hacer para evitar tragedias tan plausibles como las que Pablo Rivero narra y denuncia. No en vano, la historia está inspirada en la investigación y obsesión por determinados hechos reales sucedidos, en su mayoría, en los años 90, cuando abundaban teorías de todo tipo sobre la presunta implicación de altas esferas en juegos de perversión y poder. Este turbio panorama, que Pablo Rivero enrarece aún más al combinarlo con snuff movies y canibalismo, se traslada a 2014, un momento en que las redes sociales tienen ya una fuerte presencia en la sociedad. El resultado es una obra de enorme crudeza, escabrosa, violenta, perversa, espantosamente real, donde un asesino en serie escoge sus víctimas entre las niñas que sueñan con convertirse en las influencers con mayor número de seguidores.
«Pablo Rivero es el descubrimiento del año. Con su oscuro y enérgico estilo va acorralando al lector página tras página para noquearlo en el último capítulo» César Pérez Gellida |
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