● Agua de luna cuenta con una rigurosa documentación que permite al lector conocer las dificultades para seguir el rastro de los yihadistas en las redes sociales, la complejidad de sus sistemas de comunicación y logísticos o los riesgos para conseguir confidentes en las cerradas comunidades integristas en Europa. La novela retrata así con gran fidelidad la difícil labor antiterrorista de los servicios secretos y de las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado.
● Juan Ramón Lucas rehúye las imágenes en blanco y negro. Agua de luna es de una gran profundidad psicológica. Muestra tanto las razones que conducen a la guerra a jóvenes musulmanes radicalizados allí y aquí, como la angustia de sus familias y de la comunidad musulmana que condena la violencia islamista y que es, también, víctima de ella.
● Pocas veces se ha mostrado de una forma tan sutil y profunda la soledad y las dudas de adolescentes y jóvenes vulnerables que son captados para convertirse en mártires de la yihad o para ser esposas de esos combatientes.
Sin apenas darse cuenta, la joven Greta, aspirante a actriz, se ve envuelta en un terrible secreto que rompe con toda su vida presente y amenaza a su propia familia.
Cuando desaparece, Julio Noriega, su padre, inicia un viaje en paralelo al de ella, que llevará a ambos a un territorio de frontera entre el bien y el mal, la verdad y la mentira. Un universo tan cercano como peligroso y desconocido en el que se entrelazan el dolor y la esperanza.
Un mundo al revés lleno de ángeles y demonios.
Desvelará ese secreto aunque tenga que ponerse en manos de asesinos.
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