El uso de las armas —y el glorioso destino vinculado a estas— siempre se había reservado a los hombres, ya fueran nobles o bellacos. Sin embargo, reinas como Hatshepsut, Boudica o Matilde de Canossa, luchadoras como Mary Read, Anne Bonny o María Barrachina, sin olvidar las heroínas de la Unión Soviética, o gallegas como María Pita o Inés de Ben, se atrevieron a rebelarse contra las normas establecidas y tomaron las riendas de su destino, espada o pistola en mano. |
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