Desde el humor y la osadía imaginativa y verbal aborda la gran paradoja existencial humana. Su razón le hace al hombre ser dueño e intérprete del mundo, pero ese supuesto dominio y arrogancia de poco le valen para comprenderse a sí mismo y para dirigir su vida libremente. Las cosas (la cuchara, la lavadora, los libros...) fruto de su inventiva y siempre a su servicio, serán los mudos testigos de
su necesidad de decirse.
LAS CUCHARAS DE IVÁN
Venga Iván siéntate bien
y come como dios manda.
Pero Iván ha decidido
que esta noche hay un concurso
y ahora las cucharas de la mesa
son las narices de toda la familia
a los dos segundos son micrófonos
y luego sirven para jugar al tenis.
Y las cucharas tan contentas
fugitivas de la sopa de siempre
brillan azules de un acero inexplicable
libres y distintas en el plato de la risa.
Cinco minutos de excursión existencial
y las cucharas vuelven
a su rutina de fideos obedientes
no contarán su viaje a nadie
no curarán el cáncer de la abuela
y tampoco trincharán el pavo de la nada.
Y sin embargo gracias a las cucharas de Iván
el mundo ha dejado de ser solo el mundo.
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