Pese a las dificultades de sus épocas, muchas mujeres se atrevieron a rebelarse contra la sociedad y transgredieron la principal «norma» de género —la vestimenta— para escapar de un matrimonio no deseado, librarse de los roles de esposa y madre, monja, criada o prostituta, desarrollar su pasión, perseguir el amor, defender una causa, ejercer su autoridad, conseguir un trabajo, huir de la miseria o, sencillamente, salvar la vida. Mujeres soldado, viajeras, científicas, incluso reinas, tuvieron que ponerse pantalones y fingir ser hombres para gozar de libertad. |
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