● Para quienes vivieron (y hasta disfrutaron) de los años 90, Dispersión es un desternillante retrato generacional, un verdadero viaje en el tiempo: música, cine, televisión, vicios, alcohol y freaks tienen su hueco en sus páginas.
● Un Pipi más maduro (al final de la novela tiene ya cuarenta años) reflexiona sobre cuestiones como la soledad, la muerte, la relación con los padres, la amistad, el sexo.
Después de presentar su año en Estados Unidos (California 83) y en la universidad (Chorromoco 91), Pepe Colubi retoma las andanzas de su alter ego a finales de 1993. Pipi ya ha obtenido su título académico y, a base de inconstancia, falta de ambición y tendencia a no esforzarse, intentará labrarse un futuro sin doblar el espinazo. Nadie ha logrado menos con tan poco.
Pipi entra en la vida laboral sin muchas expectativas y con todas las ganas de pasárselo bien. Trabajos precarios, relaciones inestables, bares tumultuosos y conciertos desenfrenados mientras la madurez impone sus criterios. ¿Qué podría salir mal?
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