«Frente a fenómenos que trastocaban y cuestionaban desde elementos básicos de nuestra intimidad hasta formas estructurales del sistema, consideramos que más allá de, o junto con, la ciencia y la técnica, la filosofía debía ser un discurso y un espacio imprescindible de reflexión que se lanzase a desbrozar, de manera maciza e independiente, los efectos de un escenario lúgubre y fascinante como el que nos tocaba atravesar.
[…]
Desde que se desató la pandemia, todos hemos sido testigos del tratamiento mediático y miope de la crisis, cifrado en una miniatura medicalizante, biotecnológica, de gestión demográfica y sanitaria, y a retales, en una glosa infrasociológica de nuevas costumbres, anécdotas y modas que retransmitían compulsivamente las redes sociales y plataformas digitales.»
pp. 18-19
«Partiendo de la incertidumbre como un paradigma complejo, pero también fértil, filósofos, pensadores y activistas latinoamericanos —en ocasiones en tándem con otros pensadores europeos—, fuera y dentro del circuito académico, así como organizaciones de carácter libertario, comenzaron a construir un incipiente pero robusto corpus de textos críticos, originales y renovadores en relación con el impacto no solo del confinamiento, sino también del significado que la pandemia adquiría desde el prisma políticamente poliédrico e intelectualmente próspero del Sur.»
p. 20
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