Al final de sus días, un melancólico Leonardo del Río, afamado escritor, recibe el encargo de su amigo Larranz, editor de toda su obra, para escribir una novela, acaso la última de su vida.
Al enfrentarse como otras veces a la página en blanco siente un vértigo especial, distinto al habitual, ya que percibe el desafío de una memoria llena de claroscuros y páginas ocultas.
En este momento de su vida solo se relaciona con Amanda, quien proyecta escribir su biografía pero que en definitiva lo ayuda en las rutinas de cada día, y con Ricardo, un periodista sesentón que está fascinado por su estampa de viejo maestro y que lo visita religiosamente cada jueves.
Recuerdos y fantasmagorías rondan obsesivamente por la cabeza de Leonardo: momentos con queridos amigos del mundillo literario, como Cunqueiro, Borges, Cortázar o Benet; las cartas guardadas en botellas lacradas que echaba al mar para dialogar con Hemingway; el recuerdo elusivo de un Jueves Santo de su juventud; la imagen de una mujer que leía su novela en un vagón de metro y ahora vaga por los andenes como un fantasma; y, sobre todo, un amour fou que vivió en París con una pasión arrebatadora que lo dejó devastado, y que Amanda y Ricardo se empeñan en sacar a la luz.
«Desde hacía una larga decena de años, su fiel Amanda escribía su biografía y reinterpretaba su vida».
El libro de los adioses nos ofrece una minuciosa construcción emocional, sentimental y hasta sensorial de la vida de un gran escritor que ha llegado a la vejez y debe escribir un libro para el que no se siente con fuerzas ni inspiración, y que intuye el último de su carrera. Ramón Pernas nos sumerge en el universo personal y literario de Leonardo del Río utilizando tres voces distintas, tres monólogos que se retan a veces, dialogan a menudo y se complementan casi siempre.
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