'Fake News: la nueva arma de destrucción masiva' |
Cómo se utilizan las noticias falsas y los hechos alternativos para desestabilizar la democracia
David Alandete
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En estas páginas figuran conocidos líderes del independentismo catalán, figuras globales como Julian Assange, fundador de Wikileaks, oscuros analistas rusos que siempre apoyan los intereses del Kremlin, supuestos hackers y mucha, mucha desinformación. Una desinformación hábilmente aclarada y desentrañada por David Alandete, que aborda además algunos de los mayores bulos con los que se ha pretendido desestabilizar a los países democráticos occidentales. Desde el supuesto secuestro de una niña germano-rusa llevado a cabo por tres árabes, que provocó la circulación de un falso vídeo de su violación y resultó ser un intento de fuga de la menor, a la presunta, pero totalmente falsa, financiación del Gobierno de Barack Obama de la llegada de inmigrantes africanos a Italia, puesta en circulación por el movimiento populista 5 Estrellas. |
Un brillante recorrido por los grandes engaños de nuestro tiempo y sus responsables
«Una Cataluña independiente reconocerá que Crimea es rusa». Esa fue la primera noticia falsa sobre Cataluña procedente de la gran maquinaria de injerencias del Kremlin. Se trata de un ejemplo inmejorable de desinformación: la fuente que había dicho la frase no era oficial y sólo expresaba una opinión, pero los medios estatales rusos y sus aliados lo convirtieron en un titular contundente, con unas implicaciones enormes en la vida política del continente europeo y de sus aliados. Y, sobre todo, en un discurso alineado con lo que le interesa a Moscú: más independentismo en Europa y una mayor legitimación de la anexión de territorios por parte de Rusia.
Éste ha sido un patrón habitual en los últimos años, en los que millones de lectores han visto noticias falsas como que, durante el procés, la OTAN estuvo a punto de bombardear Madrid, las calles de Barcelona estaban ocupadas por tanques o que en Europa no tardarían en aparecer medio centenar de países nuevos. Sin embargo, las noticias falsas no tienen por qué ser una mentira absoluta. Suelen tener alguna vinculación real con lo que está pasando, pero que resulta, por lo general, una deformación grotesca y siempre favorable al sensacionalismo y al populismo.
Una deformación que se aprovecha especialmente del cambio radical que, desde la irrupción de plataformas digitales como Facebook, Twitter y Google, han sufrido los canales que transmiten la información. Y lo cierto es que, aunque en un orden distinto, estas empresas también son responsables del problema y deben rendir cuentas por sus actuaciones.
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EL AUTOR
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DAVID ALANDETE es periodista y editor. En la actualidad trabaja desde Washington para la sección de Internacional del diario ABC. Con anterioridad, fue director adjunto de El País y antes corresponsal en Estados Unidos y Oriente Medio. Durante esos años, cubrió dos campañas presidenciales, el juicio militar al soldado Bradley Manning, el proceso de paz entre israelíes y palestinos, el golpe de Estado en Egipto y la guerra civil en Siria, y fue enviado especial a Afganistán y al centro de detención de la base naval de Guantánamo.
Periodista con dilatada experiencia en política y conflictos internacionales, ha escrito asimismo sobre la campaña de injerencias rusa durante la crisis de la independencia catalana de 2017, la desinformación y las noticias falsas, y la transformación digital.
Más información en www.alandete.com y www.twitter.com/alandete
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