«¡Crimea + Kremlin = Amor!»
Una obra brillante por inclasificable, capaz de unir ucronía y sátira bajo la apariencia de vibrante thriller político, que al mismo tiempo es excepcional, por sí misma, dentro de las letras rusas.
Escrita en 1979, Isla Crimea recrea una realidad alternativa, magistralmente plasmada por la pluma de Aksiónov, en la que la vieja Rusia Blanca sobrevive al envite de la revolución refugiándose en Crimea, que el autor ha transformado para la ocasión en una isla. Sesenta años después de la Revolución de Octubre, frente a la poderosa y mastodóntica Unión Soviética se yergue burlona esta pequeña isla, su Taiwán particular, entregada al capitalismo más glamuroso y atestada de rascacielos, pero incapaz de decidir sobre su propio futuro: ¿constituirse en nación independiente o regresar a los duros brazos de la madre patria?
Y solo el hábitat de Isla Crimea podría haber creado un personaje como el ilustre Lúchnikov, un playboy adinerado, redactor jefe del influyente Courier (el rotativo más importante de la región) y principal valedor de la idea de la reunificación rusa: el Destino Común. La persecución de este ideal lo llevará a internarse en un laberinto de conspiraciones y agencias de espionaje y a emprender un viaje sin retorno en el que quedarán evidenciados los absurdos de dos sistemas antagónicos (el capitalismo extremo y el comunismo) pero igualmente fallidos, para precipitarse a un apocalíptico y premonitorio final
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