Suele
decirse que China es un país de poesía y esta no es una afirmación
grandilocuente o gratuita. La poesía china, la máxima expresión de la
milenaria cultura del país, es la más antigua del mundo.
Una buena cantidad de versos célebres, usados ampliamente durante siglos,
se han convertido en locuciones que forman parte integrante del idioma para
todo el pueblo. Hoy día subsiste aún la tradicional y milenaria veneración
por la poesía: ningún líder nacional o personalidad eminente deja de
recurrir a versos clásicos para aumentar la fuerza persuasiva de sus
discursos, para embellecerlos, para ganarse la simpatía de su pueblo o,
simplemente, para ostentar su erudición o su respeto por la cultura y la
tradición. Otra prueba de la importancia del poemario es que todos
los chinos, incluidos los analfabetos, conocen el libro y saben el dicho:
“Aprendiendo bien Trescientos
poemas de Tang, sabrá escribir poesía el que no lo sabía”
La poesía de la dinastía Tang ha sido señalada como la edad de oro de la
poesía china y representa su apogeo y máximo esplendor. Trescientos poemas de la dinastía
Tang es, según el consenso de los críticos y los estudiosos
chinos, la más difundida, popularizada, comentada, citada y recitada de
todas las recopilaciones de poesía china. Desde su aparición ha servido
durante dos siglos y medio como fuente de textos de enseñanza para alumnos
escolares y estudiantes universitarios. Ha sido objeto de innumerables
estudios e investigaciones, constituyendo todo un fenómeno literario
permanente en China, de hecho, se venden más de mil ediciones diferentes en
todo el país.
Esta edición bilingüe pone al alcance del lector español las obras de
poetas como Li Bai, Du Fu, Wang Wei o Bai Juyi, cuyos nombres resuenan en
todos los rincones del mundo.
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