Crónica de mí mismo
WALT WHITMAN
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«Hacía años que no leía a Walt Whitman. Anoche volví a caer
fascinado en sus brazos. Esa tremenda energía».
Rafael Chirbes
La vida, la vida y
nada más que la vida, eso es lo que encontrará el lector en este libro. El
amor, la amistad, el alcohol, las fiestas, las calles, la exaltación, la
alegría, los cuerpos, la belleza que sólo aparece a los ojos del poeta… y
también, por supuesto, la guerra, la política, la enfermedad, el interés, el
dinero, la vejez y la muerte que lo iguala a todos los hombres. En este
volumen, inédito hasta la fecha en castellano, aparece por primera vez un
Whitman absolutamente desconocido, íntimo, revelador, del que ninguna
biografía ha dado cuenta y que resulta tan conmovedor y apasionante como, por
momentos, desconcertante. Lo propio de un Hombre, escrito con mayúsculas, de
una de las grandes personalidades de la cultura contemporánea. Un recorrido a
través de cincuenta años y más de cien cartas dirigidas a amigos, amantes,
familiares, editores, incluso al presidente de los Estados Unidos: en todas
ellas, el poeta se desentiende de la literatura y la posteridad para
expresarse con una franqueza extrema, generosa, acogedora, a veces dulce, a
veces brutal. Pues para Whitman, las cartas eran, ante todo, sutiles
mecanismos de relación, a través de los cuales amar y ser amado, cuidar y ser
cuidado, y de este modo, en su correspondencia encontramos a un hombre
plenamente inmerso en los vaivenes de la existencia y en la cotidianidad del
corazón. Una autobiografía en toda regla, desde los días de juventud hasta la
semana previa a su muerte, cuya lectura, qué duda cabe, nos llevará a releer
una vez más sus poemas. Que se nos presentarán quizás ahora bajo una luz
nueva.
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Colección La muchacha de dos cabezas / 14 × 21,5 cm / 304 páginas
/ 19,90 €
Traducción de Laura Naranjo Gutiérrez y Carmen Torres García / 978-84-15217-90-9 Fecha de publicación: 11 de mayo de 2015 |
Walt
Whitman (West Hills, 1819 – Candem, 1892) fue uno de los más
importantes poetas estadounidenses, pilar fundamental de toda la lírica
contemporánea. De orígenes humildes, se formó en buena medida de manera
autodidacta y comenzó a trabajar muy pronto en imprentas, periódicos y
pequeñas escuelas. En 1855, insospechadamente, puso patas arriba tanto su
obra literaria previa (cuentos y poemas cortados con la medida tradicional
inglesa) como la poesía de su tiempo y la futura gracias a la publicación de Hojas de hierba: un
poemario breve, autopublicado y en su primera edición casi anónimo (un nombre
escondido en la página de créditos), escrito con un lenguaje audaz, directo y
natural, que reflejaba, por fin, la nueva sociedad del Nuevo Mundo, sus
gentes, sus calles, sus vidas, así como esa fuerza divina y natural que
alienta por igual todo lo vivo. A lo largo de los años, desde 1855 hasta su
muerte en 1892, mientras trabajaba en diversos empleos administrativos
previos a su retiro a causa de una severa y creciente parálisis, Whitman
llegó a publicar una decena de ediciones distintas del libro que dieron lugar
a un crecimiento orgánico de la obra, en correspondencia con el devenir vital
de su autor: la experiencia brutal de la Guerra de Secesión, los cambios
políticos y económicos de su país, la transformación de la experiencia
urbana, el retorno maduro a una naturaleza siempre presente desde la
infancia, la crudeza de la enfermedad, la avalancha apremiante del fin. Tras
su muerte, el poeta fue enterrado en el mausoleo que él mismo diseñó e hizo
construir en el cementerio de Harleigh en Camden, Nueva Jersey.
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