La resta
Alia Trabucco Zerán
Premio Nacional de Chile 2014 a la Mejor Novela Inédita
Una erupción volcánica cubre de cenizas Santiago de Chile. El cadáver de Ingrid Aguirre, exiliada de la dictadura, queda atrapado en un pequeño aeropuerto de Los Andes. Repatriar ese cuerpo será la excusa para que tres amigos emprendan un viaje por la cordillera andina en un coche fúnebre. Felipe, Iquela y Paloma, hijos de exmilitantes de la Resistencia chilena, viven atrapados en un pasado común: el de sus padres. De ahí que la urgencia del viaje sea en realidad una fuga hacia la reconciliación con la memoria.
«Una de los diez debutantes por descubrir este 2015» Babelia (pincha aquí)
«Cómo llegar a cero es una de las preguntas que se levantan, afantasmadas, sobrecogedoras, vibrantes, en esta poderosa novela de Alia Trabucco Zerán, escritora que llega, con La resta, a sumarse al mundo de las letras.»Lina Meruane
Del libro
«Me acuerdo de mi abuela Elsa sentada en la cocina allá en Chinquihue y el ruido que hacía la cáscara del huevo entre las yemas de sus dedos, porque había que mezclar la cáscara molida con la leche, un poquito de leche nomás y harta cáscara para dársela al perrito desnutrido, decía ella, para que tenga calcio, insistía, y la cáscara crujía ahogada entre sus dedos y ella la mezclaba con unas gotitas blancas y le daba la leche al perrito solitario, al quiltro desnutrido que había llegado a la puerta con sus orejitas caídas y su hocico mojado, una mañana había aparecido temblando porque la perrita-mamá no lo quería, la perrita-mamá se había ido y del perro-papá no se sabía nada, dijo mi abuela sosteniéndolo entre sus manos, y yo supe al tiro que ella sí lo iba a querer, porque mi abuela Elsa quería como un hijo a todo el mundo: al perrito, a las gallinas, al loro Evaristo y a mí, claro, si hasta me pedía que la llamara mamá, mamadre, mamaíta, pero yo era chúcaro y no le decía nada, pero sí miraba atento cómo mi perrito-hermano lengüeteaba su leche, cómo hundía su lengua rosada entre los grumos, sí, y me encantaba ver esa lengua humedecida, me gustaba verlo atragantarse mientras llovía y llovía, y la lluvia se clavaba a chuzos sobre el barro, sobre las tejas, sobre mí mismo, y se clavaban las uñas del quiltro en la alfombra y se clavaban mis ojos en su pelaje, y el perrito lamía la leche y se atragantaba y entonces tosía, sí, y yo tosía también para que él y yo nos pareciéramos, tosíamos juntos en un coro de toses animales, y sólo así me convencía mi abuela de que yo también comiera algo, porque a mí no me gustaba el huevo duro y ahí estaba el huevo infaltable en mi plato, ¡qué asco, taíta!, y es que la clara es demasiado lisa y a mí las cosas lisas no me gustan, pero si mi perro-hermano se comía hasta la cáscara del huevo entonces yo también me lo tragaba, así me convencía mi abuela Elsa y en ella pienso mientras piso las hojas secas en Santiago.» La resta, de Alia Trabucco Zerán
Alia Trabucco Zerán(
Santiago de Chile, 1983). Estudió Derecho en la Universidad de Chile. Actualmente reside en Londres, donde estudia un doctorado de literatura en la University College London. La resta es su primera novela; en 2014 recibió el Premio Nacional de Chile a la Mejor Novela Inédita.ALIA TRABUCCO ESTARÁ EN ESPAÑA DEL 16 AL 19 DE FEBRERO
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