"Cuentos eróticos"
Escritos en uno de los numerosos periodos que, a lo
largo de veintisiete años, pasó en cautiverio, los Cuentos eróticos están redactados en una prosa
clara, sosegada y alegre, e invitan a una lectura amena, picante y divertida.
Bicenteneraio de la muerte del Marqués de Sade
1814-2014
Autor:
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Marqués de Sade
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Traductor:
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Enrique Martínez Fariñas
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Colección:
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EL JARDIN DE EPICURO
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Materias:
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NARRATIVA
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Lanzamiento
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03 de noviembre de 2014
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ISBN:
|
978-84-941767-5-3
|
P.V.P.:
|
17.00 €
|
Dos siglos después de su muerte, Donatien Alphonse
François de Sade, más conocido por su título de Marqués de Sade,sigue
siendo fuente inagotable de leyendas y objeto de curiosidad y estudio. Cuando
en los años treinta del siglo pasado, los surrealistas, encabezados por André
Bretón, lo proclamaron “Divino Marqués” y precursor de la moderna libertad
sexual, no previeron el recorrido que año tras año tendría su obra, hasta
convertirse finalmente en uno de los autores clásicos más polémicos y leídos.
El crítico literario Sainte-Beuve lo comparó con Lord Byron al afirmar que
ambos son “grandes inspiradores de nuestros modernos, uno visible y oficial y
otro clandestino”.
En sus Cuentos eróticos el “Divino Marqués” expresa el rechazo a la moral burguesa, con sus prejuicios y normas que asfixiaban la libertad de los hombres y las mujeres para gozar plenamente de su sexualidad. El erotismo que destilan los relatos de Sade responde a su concepción de la libertad del deseo erótico, en la que priman la sensualidad y la trasgresión.
Escritos en uno de los numerosos periodos que, a lo largo de veintisiete años, pasó en cautiverio, los Cuentos eróticos están redactados en una prosa clara, sosegada y alegre, que invitan a una lectura amena, picante y divertida.
En sus Cuentos eróticos el “Divino Marqués” expresa el rechazo a la moral burguesa, con sus prejuicios y normas que asfixiaban la libertad de los hombres y las mujeres para gozar plenamente de su sexualidad. El erotismo que destilan los relatos de Sade responde a su concepción de la libertad del deseo erótico, en la que priman la sensualidad y la trasgresión.
Escritos en uno de los numerosos periodos que, a lo largo de veintisiete años, pasó en cautiverio, los Cuentos eróticos están redactados en una prosa clara, sosegada y alegre, que invitan a una lectura amena, picante y divertida.
Autor: Marqués de Sade
Donatien-Alphonse-François, marqués de Sade (París,
1740- Charenton, 1814), hijo de una familia de la antigua nobleza provenzal, se
educó en un monasterio benedictino y en un colegio, en donde fue
tutelado por un sacerdote y tío suyo. A los diez años presenció las
continuas orgías que éste organizaba en su castillo de Saumane. Ingresó en
la escuela de Caballería de la Guardia Real y participó en
la guerra de los Siete Años. A los veintitrés años se casó por
conveniencia con la hija de un nuevo rico. A los cuatro meses de su
boda fue detenido acusado de actos de perversión sexual, blasfemias
y profanación religiosa. Por su condición de noble fue desterrado a las
propiedades que su familia poseía en la Provenza. En 1772 varias
prostitutas lo acusan de haberlas fustigado y sodomizado. En el
juicio se le condena a muerte y a que su cuerpo sea quemado. Escapó entonces
a Italia, acompañado de su cuñada, abadesa de un convento. Por influencia de su
suegra son apresados y encarcelados en la fortaleza de Miolans, de la que se
fuga.
En muchos de sus libros, como Justina o los infortunios de la virtud (1791), Juliette o las prosperidades del vicio (1796), Los ciento veinte días de Sodoma y La filosofía en el tocador (1795), describe con detalle diversas prácticas sexuales.
Su filosofía considera naturales tanto los actos criminales como las desviaciones sexuales. Sus obras fueron calificadas de obscenas y hasta bien entrado el siglo XX estuvo prohibida su publicación. Encarcelado en Vincennes, pasó seis años en esta prisión. Después fue trasladado a la Bastilla y en 1789 al hospital psiquiátrico de Charenton. Abandonó el hospital en 1790 pero fue detenido otra vez en 1801. Recluido en varias prisiones, en 1803 ingresó de nuevo en Charenton, donde falleció en 1814.
En muchos de sus libros, como Justina o los infortunios de la virtud (1791), Juliette o las prosperidades del vicio (1796), Los ciento veinte días de Sodoma y La filosofía en el tocador (1795), describe con detalle diversas prácticas sexuales.
Su filosofía considera naturales tanto los actos criminales como las desviaciones sexuales. Sus obras fueron calificadas de obscenas y hasta bien entrado el siglo XX estuvo prohibida su publicación. Encarcelado en Vincennes, pasó seis años en esta prisión. Después fue trasladado a la Bastilla y en 1789 al hospital psiquiátrico de Charenton. Abandonó el hospital en 1790 pero fue detenido otra vez en 1801. Recluido en varias prisiones, en 1803 ingresó de nuevo en Charenton, donde falleció en 1814.
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