Las mil
y una noches de Medina Azahara
16 de
abril de 2014.-"Reúno en este libro algunas de las leyendas más célebres
recogidas por las crónicas de la época así como por la tradición popular,
adobadas en algún caso por mi imaginación como escritor. He procurado que tanto
las fechas como el contexto histórico se ajustaran a la realidad". Así
explica Manuel Pimentel Siles el contenido del nuevo libro de relatos que acaba
de publicar con la editorial Almuzara, Leyendas de Medina Azahara.
Un
libro que descubre, entre otras cuestiones, las intrigas palaciegas de una de
las ciudades más hermosa, capaz, a juicio del escritor, "de lo mejor y lo
peor", cuya efímera vida como apasionada han dejado un rastro
indeleble en la ciudad de Córdoba, desde que Abderramán III ordenara construir
en el 936 uno de los lugares más enigmáticos que recuerda la historia, y como
tal, merecedor de albergar entre sus muros leyendas tan fascinantes como las de
"Las mil y una noches".
A lo
largo de sus páginas, el autor desvela historias y leyendas de lo que fue
"la perla de Al Ándalus", dejando así constancia de la realidad
histórica que se vivió en uno de los enclaves más bellos del mundo, que por
designio del que fuera el todopoderoso Abderraman III lo denominó "Medina
Azahara", como homenaje a su concubina favorita, y que fue construido por
el alarife Maslama, como así lo atestigua Manuel Pimentel en sendas leyendas
que se recogen en este libro.
En
Medina Azahara vivieron Abderramán III; su hijo Al Hakam II, a quien su padre
encomendó la supervisión de la construcción de la ciudad palatina; el
débil Hixam II, el que, según cuenta la historia, fue una marioneta en manos
del legendario caudillo Almanzor, quien se granjeó el favor de la madre Subh,
un hecho que le convertiría en uno de los hombres con más poder en el Califato
Omeya; Wallada, la princesa poeta que se resistió a los convencionalismos de la
época, no llevaba velo y deambulada libremente
por la corte; o el propio hijo de Almanzor, Abd al-Malik, cuya fama de
depravado, libertino y borracho era notoria en la Corte.
Igualmente,
en este libro de relatos Manuel Pimentel incluye historias que tiene tienen
como escenarios ricas embajadas procedentes de lejanos reinos donde nobles
diplomáticos se inclinaban ante el Califa en el espléndido Salón del Trono;
bibliotecas míticas; escondidos tesoros; amores inmortales que cubrieron de
nieve la sierra de Córdoba; poetas y artistas; magos y astrólogos; guerras sin
piedad y crueles verdugos; sensualidad y goce; venenos y triacas; monjes y
guerreros configuran un rosario de relatos que muestran la apasionante vida de
la ciudad desde su concepción hasta su violenta destrucción en el año 1013,
fecha en la que se podría fin al Califato.
Tras
una intensa actividad política, Manuel Pimentel Siles (Sevilla, 1961) se
adentró en el mundo del libro tanto en su faceta de escritor como de editor. Ha
publicado las novelas Peñalaja, Monteluz, Puerta de Indias, La Ruta de las
Caravanas, El Librero de la Atlántida, El Arquitecto de Tombuctú y El
decálogo del Caminante.
También
es autor de varios ensayos entre los que destacan, El Talento, Manual del
editor, Los otros españoles. Los manuscritos de Tombuctú: andalusíes en el
Níger, El Libro de la Escritura Vital y Resolución de Conflictos. Leyendas
de Medina Azahara es su segunda obra de relatos tras la publicación de La
Yurta.
Ingeniero
Agrónomo, abogado, diplomado en alta dirección de empresas, máster en
Prevención de Riesgos en la Comunidad, preside la Asociación Española de
Empresas de Consultoría (AEC), of counsel de Baker&McKenzie. Desarrolla su
actividad profesional en los campos de estrategias negociadoras y resolución de
conflictos.
Historias
y leyendas de la ciudad de los califas de Córdoba, «perla de Al Ándalus». Abderramán III, el poderoso califa, ordenó construir Medina
Azahara sobre las laderas de Sierra Morena, en las cercanías de Córdoba. Las
obras comenzaron en 936 y la corte califal se trasladó en 945. Comenzaba la
leyenda de una de las ciudades más hermosas que jamás se construyeran, asombro
de propios y extraños, que fue conocida en sus tiempos como «la perla de Al
Ándalus». Su vida fue tan intensa como efímera, ya que sería destruida en 1013
durante la feroz guerra civil cordobesa que pondría fin al califato. Moría la ciudad,
nacía el mito eterno.
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