Errata
naturae propone a sus lectores un nuevo libro de Tiqqun:
una crítica radical de la democracia como farsa y una reivindicación sin
complejos
de la política sin
políticos
Un
antiprograma electoral para tiempo de elecciones, eslóganes
y vallas
publicitarias
Una vez más la lucha, una vez más el fuego. Una vez más
hay que salir a la calle, o quizás no, que cada cual elija su estrategia,
se aposte donde pueda hacer más daño. Recomienza la búsqueda, a ratos
investigación, a ratos batida. Como tantas veces en la historia, no hemos
recibido ningún comunicado, ni falta que hace. Conocemos los medios con
los que contamos y las mediaciones que nos debilitan. ¿Representación?
Impresentables. Para los que no quieran entender, no hay explicaciones:
este libro no se las dará y este editor no se esforzará en seducir a
ningún despistado desde el texto de contracubierta.
Programas electorales, papeletas bien dobladitas, escaños
de caoba. Que ardan. Un proceso insurreccional puede desencadenarse en
cualquier punto del territorio o del cuerpo, a partir de cualquier
experiencia. Se levanta un día ventoso y de repente, tras años o siglos
allá arriba, la cornisa se desploma. Cae sin crueldad, pero cae a plomo.
En la medida en que estos procesos acaecen, se conforma un plano de
inmanencia común, la subversión contra el Imperio. A ese plano podemos
llamarlo Partido Imaginario: nombre que por sí mismo expone su artificio,
su función táctica. Un partido que está a la vez ya aquí y siempre en
construcción. Y cuyo programa, por supuesto, no cabe en este libro.
Construir ese partido nada tiene que ver con expedir carnés de militante,
de modo que las diferencias se anulen ni siquiera en beneficio de la lucha.
Construir ese partido significa conformar formas de vida a partir de esas
diferencias, canales por los que pueda circular la intensidad.
Llega la primavera. Veo orugas procesionarias en los
pinos: una larga fila de lepidópteros ensamblados, la cabeza de cada una
siempre unida al extremo del abdomen de la que la precede, puro
gregarismo a la búsqueda de alimento. ¿Qué pasaría si uniéramos la cabeza
de la primera al abdomen de la última, formando un círculo cerrado?
Comenzarían a girar indefinidamente hasta morir de hambre o de
aburrimiento o de tristeza. O hasta que un niño les prendiese fuego.
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