Kenneth Goldsmith
INQUIETO
Con prólogo de Esteban Pujals
La nueva
apuesta de La uÑa Rota,
ya en las librerías
Un cuerpo se
relata en el espacio un 16 de junio («Bloomsday») desde que despierta a
las diez de la mañana hasta que se acuesta a las 11 de la noche. Relata
cada uno de sus movimientos para luego transcribirlos sobre el papel.
Nombra sus órganos y sus funciones pero no su vestimenta y apenas los
objetos con los que interactúa. Un cuerpo convertido en palabra y
movimiento, o palabra en movimiento, que trata de narrarse
objetivamente, sin filtrar emociones y con la precisión de un informe
coreográfico. Es decir, «tan sólo un cuerpo aislado de la mente». Verbo
y cuerpo que, conforme avanza el día, las horas, se van deshilachando,
en tanto que la escritura, aparentemente despojada de estilo, abandona
el tono seco y descriptivo e incorpora puntos de vista, perspectivas y
un lenguaje inventado. De alguna forma, como señala la reconocida
crítica Marjorie Perloff, a lo largo de este experimento verbal y
visual se cruzan Beckett y Joyce por un lado y el fotógrafo Eadweard
Muybridge por otro. Una escritura que encarna su necesario fracaso sin
patetismo, con sobriedad. O como diría Roland Barthes, aquí «la
escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo... donde acaba por
perderse la propia identidad del cuerpo que escribe».
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