La
Ciudad de las Damas
Cristina de Pizán |
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Siruela recupera en su colección Tiempo de
Clásicos La Ciudad de las
Damas de Cristina de Pizán, con prólogo de Victoria Cirlot
y edición y traducción de Marie-José Lemarchand.
La Ciudad de las Damas,
considerada una clara anticipación del feminismo moderno, corona una obra que
cultiva la poesía, la historia y los temas moralizantes. La argumentación
sorprende por su modernidad, abordando temas como la violación, la igualdad
de sexos, el acceso de las mujeres al conocimiento, etc., que convierten a
este libro en una obra capital para la historia de las mujeres y para el
pensamiento occidental en el alba de los tiempos modernos.
«Es la primera vez que una mujer se levanta en contra de la tradición masculina para crear una conciencia de género. La Ciudad de las Damas construye una imagen de la mujer y de la feminidad a partir del modelaje de un pensamiento forjado en diálogo con la cultura, la de los hombres, claro, pues no había otra, tanto la cortés como la clerical, pero sorprendentemente diferente. Y la diferencia estriba en que quien habla, quien escribe, es una mujer.» (Victoria Cirlot, autora del prólogo) «Al acompañar a Cristina de Pizán a subir un peldaño más, para hacer su entrada en una colección de clásicos, me invade una sensación de misión cumplida: sobra ya hablar de su modernidad, porque los clásicos siempre nos miran desde la eternidad.» (Marie-José Lemarchand, traductora de la obra) Cristina de Pizán (1364-1430) nació en Venecia, pero vivió prácticamente toda su vida en París. El padre, Tomás de Pizán, formado en la Universidad de Bolonia y por algunos años consejero de la República, fue invitado por el rey Carlos V como médico y astrólogo de la corte, por lo que Cristina creció en ese ambiente, junto a su padre y la gran biblioteca Real del Louvre que se estaba constituyendo en esos años. La muerte de Carlos V en 1380 significó el inicio del declive del favor de Tomás, que murió poco tiempo después, al igual que su marido, Etienne de Castel, notario y secretario del rey. Cristina se quedó sola con tres hijos. Huérfana y viuda sólo pudo asumir un rol masculino, que fue el que paradójicamente hizo posible la construcción de una obra feminista y que hizo que la autora alcanzara ya en su época gran reputación, convirtiéndose en "el primer autor profesional de la literatura francesa". |
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