UTILIDAD DE LA BELLEZA
Autor.- Kathleen Raine
Vaso Roto Ediciones
Nº
Páginas.- 104
Por
José de María Romero Barea
“A
este mundo interior se han retirado las figuras de los dioses y sus mitos,
llevándose consigo los cultos antiguos, para renovar allí su inmortalidad
mediante una nueva inmersión en la fuente”. Se sabe que la continuidad en sí
misma no es un criterio de valor, y el hecho de que algo haya perdurado durante
siglos puede deberse no a su valor perenne, sino a la impotencia espiritual del
ser humano. La crítica y poeta Kathleen Raine
(Londres, 1908 – 2003) no aporta solución alguna en sus escritos y puede
que no exista solución. La difícil situación del artista en una sociedad cuyas
formas están destinadas a sellar las fuentes de la imaginación para siempre, es
de una relevancia que ninguno de nosotros puede darse el lujo de ignorar.
Utilidad
de la belleza
(Vaso Roto, 2015) de Kathleen Raine, supone un nuevo intento de la pensadora
británica de domeñar la teoría literaria, ese monstruo
ingobernable. Devota de la filosofía, la autora consigue en esta breve
colección de ensayos supervisar el código de vestimenta de la imaginación
humana como si de una modista del espíritu se tratase. En compañía de unos
cuantos inmortales (Dante, Milton, Shelley, Proust, Yeats y por supuesto a su
querido William Blake), Raine logra seguir el ritmo de las apariencias
estilísticas e imponerlas al lector.
El nexo de unión de los
diferentes artículos es la propia comprensión de su autora de la poesía y su
función. Sostiene Raine que todo arte verdadero se preocupa por la naturaleza
del alma y lo que está más allá de ella, es decir, la muerte y la resurrección;
estos temas descansan sobre una correspondencia entre lo sobrenatural innato y
el mundo natural y consagrado en las grandes tradiciones religiosas: “Si hoy
resulta difícil usar el simbolismo cristiano, ¿no será que precisamente por
haber entrado a participar en la historia, en lo temporal, los símbolos
canónicos han perdido su utilidad?”.
Acierta Raine, en
nuestra opinión, al afirmar que el problema central para un artista de nuestro
tiempo es el problema de la comunicación. Porque una cosa es utilizar el
lenguaje tradicional del mito y el símbolo cuando estos aún están relacionados
con el entorno real del ser humano y otra cosa es hacerlo cuando esta conexión está
rota, cuando, como sostiene la autora británica, la “realidad del mito” y la “realidad
de los hechos” no tienen ningún punto de encuentro común en el mundo “objetivo”.
Los anteriores son algunos
de los múltiples logros representativos de un volumen de límites autoimpuestos,
donde Raine es capaz de escribir de forma evocadora y cercana (algo que Natalia
Carbajosa traslada al castellano a la perfección). Una suntuosidad de expresión
romántica informa cuanto escribe: “La forma lírica es en sí misma la encarnación
suprema del orden arquetípico, que está más cerca de la música y el número”. En
la prosa de Utilidad, se funden el
tiempo y lo atemporal, el movimiento y lo inmóvil: “(…) es la belleza misma
conformando palabras de por sí comunes”. Y siempre el anhelo nostálgico por lo
que se ha perdido: “(…) no está al alcance del poeta que escribe desde su
conciencia mundana, sino sólo en esa locura divina en la que la “otra” mente de
apodera de él”.
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