Franck
Maubert
La última modelo
Acantilado, 2016.
105 págs.
Por Francisco
José Peña Rodríguez
La última
modelo resulta una
novela corta que está más cerca de la non
fiction novel que de la novela convencional. Esa es la propuesta que el
narrador Franck Maubert (Francia, 1955) desarrolla en esta novela de 2012 que
ve ahora la luz España y narra la historia de Caroline, musa del escultor
Alberto Giacometti (1901-1966).
Maubert, además especialista en
arte y excelente ensayista centrado en la pintura del siglo XX, teje en esta
obra breve, de excelente factura narrativa y notable acción la historia de amor
del escultor y su última musa. A lo largo de las escasas cien páginas aborda un
amor desparramado, intenso y desmesurado por una joven de provincias, abandonada
por su familia y prostituta a la que hace su musa y modelo (léase “Caroline
sobre fondo blanco”, en óleo sobre lienzo, 1965) y por la que deja a su mujer.
A partir de una entrevista con una
Caroline ya anciana, que vive apartada del mundanal ruido en la costa, la voz
narrativa nos lleva a los lances amorosos y artísticos del pasado entre
Giacometti y su musa (realmente Yvonne-Marguerite Poiraudeau); a la que elige incluso
frente a la deseada Marlene Dietrich, que persigue al escultor sin darse por
vencida.
Esta narración en primera persona,
además de los excelentes diálogos fluye con naturalidad, recreando un recuerdo,
un amor ausente, vivido treinta años antes de la acción narrativa. La obra,
corta insisto, viene a suponer en mi opinión una novela que no sólo rompe con
la denominada y preponderante ‘nueva novela’ francesa, sino que aventura
poéticas diferentes, con temas también sugerentes. Además, Maubert enlaza a la
perfección novela y arte, realidad y ficción, realidad y deseo, sin que la
poderosa presencia de Giacometti ─muerto en el tiempo de la acción narrativa─
eclipse la frágil, pero fascinante, figura de Caroline.
Los diálogos que he referido
fluyen con la naturalidad del diálogo del siglo XVI: una voz predomina, la de
Caroline, pero la del narrador-protagonista dirige la acción hacia los caminos
del pasado que dan razón y sentido al fluir narrativo. Maubert no escatima en
intensidad, pero huye de lo superfluo y de ahí que una novela corta resulte tan
intensa para el lector. Se nos cuela de fondo la ciudad, el clima, el ruido…
pero todo queda en sordina frente a lo que Caroline nos tiene que decir.
Acantilado, en una edición muy
cuidada y traducida por Juan Díaz de Atauri, acierta al proponer temas que se
evaden de lo policial, lo histórico-medieval o de su línea memorialística ─imprescindible
igualmente─ editando ahora La última modelo (2012).
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