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jueves, 2 de abril de 2009
41.- Noticias de Tusquets Editores
La música del hambre
J.M.G. Le Clézio
Ethel Brun es hija de un matrimonio de exiliados, el formado por Justine y Alexandre, un hombre apuesto e inquieto que dejó muy joven la isla Mauricio y que, en el alegre París de los años veinte y treinta, se dedica a dilapidar su herencia en negocios poco recomendables. En su infancia, Ethel sólo disfruta durante sus paseos por la ciudad con su tío abuelo, el excéntrico Samuel Soliman, que sueña con vivir en el pabellón de la India francesa construido para la Exposición Colonial. Ya en la adolescencia, Ethel conocerá algo parecido a la amistad de la mano de Xenia, una compañera de colegio, víctima de la Revolución rusa y que vive casi en la pobreza. La existencia de Ethel empieza a tambalearse cuando, en las comidas que su padre ofrece a parientes y conocidos, se rep ite cada vez más a menudo el nombre de Hitler. Serán las primeras señales de lo que amenaza a la familia Brun: la ruina, la guerra, pero, sobre todo, el hambre. Eso marcará el despertar de la joven Ethel al dolor y al vacío, pero también al amor, en una novela en torno a los orígenes perdidos, durante una época que culminó con un Apocalipsis anunciado
El hijo del viento
Henning Mankell
En 1874, el sueco Hans Bengler, tras abandonar los estudios de medicina, decide marchar a África con la intención de encontrar un insecto que nadie haya descubierto hasta entonces y con el cual hacerse famoso. Después de un penoso viaje por el desierto de Kalahari, llega a una estación de comercio donde lo acoge otro sueco, llamado Wilhelm Andersson, que se dedica a la caza de elefantes. Una mañana, Andersson trae consigo a un niño negro que, al parecer, se ha quedado huérfano. Impulsivamente, Bengler lo adopta y, como además ya ha encontrado el ansiado escarabajo, decide regresar a Suecia con el niño, al que le da el nombre de Daniel. Ya en la travesía de vuelta, Bengler topa con las primeras dificultades y prejuicios hacia el niño. «Serás objeto de curiosidad, de descon fianza y, por desgracia, también de malevolencia. La gente teme lo diferente. Y tú eres diferente, Daniel», trata de explicarle Bengler. Y en efecto, una vez en Suecia, la vida «civilizada» va aniquilando poco a poco a Daniel, que se siente solo y traicionado y ansía cada vez más volver a África.
Contrarreloj
Eugenio Fuentes
En la cuarta etapa del Tour de Francia, Tobias Gros, el favorito e imbatible ganador de las cuatro últimas ediciones de esta carrera, muere asesinado mientras descansa en el hotel tras una jornada agotadora. La conmoción es enorme y pronto corren los rumores. Uno de los primeros sospechosos es Santi Mieses, corredor del equipo rival que habló con Gros poco antes de que éste fuera asesinado. Para atajar las habladurías, Luis Carrión, el director del equipo donde pedalea Mieses, contrata al detective Ricardo Cupido, mero espectador de una de las etapas reinas: el ascenso al Tourmalet. En su investigación, Cupido se adentra en el mundo de los ciclistas y conoce de primera mano los manejos entre equipos, los papeles que se reparten los corredores en cada etapa, las disputas y enemistades entre ciclistas o los escur ridizos equipos médicos que proporcionan el dopaje en dosis exactas. Pero también el protagonismo callado, pero no menos crucial, de los «gregarios». Además de la novela más intensa y emotiva de Eugenio Fuentes, Contrarreloj es un homenaje fascinado a quienes entregan sus días y sus desvelos a un deporte durísimo y admirable
El espíritu áspero
Gonzalo Hidalgo Bayal
El día en que se celebra el banquete de jubilación de don Gumersindo, llegan a Murania viejos alumnos, se preparan discursos y las autoridades locales deciden dedicarle un libro homenaje. Durante su elaboración, el narrador, compañero de instituto, descubre que el profesor de latín, excéntrico y erudito, cáustico y sin embargo paladín de la cultura clásica y del trato benévolo con los alumnos, ha dejado escritos 237 folios autobiográficos. El espíritu áspero quiere ser la memoria de ese singularísimo personaje, y de todas sus circunstancias. Fiel a los recuerdos manuscritos, el narrador relata, por una parte, su infancia rural, su formación en un internado con los padres hervacianos o sus experiencias como profesor inexperto y luego venerable, pero , por otra, además de incorporar anécdotas legendarias que cuentan los alumnos o conversaciones de tertulia, incluye brillantes escarceos literarios, repletos de hallazgos verbales, acordes con el uso lúdico y humorístico de la lengua –rimas y palíndromos, apodos y paranomasias– que el profesor ha practicado a lo largo de su vida.
Erotomanía. Una historia de amor
Francis Levy
James y Monica mantienen un romance singular, centrado exclusivamente en el sexo, es decir, en una actividad sexual incansable e incandescente. De hecho, James y Monica no conocen del otro más que su cuerpo o sus posturas preferidas, y tampoco podrían decir gran cosa el uno del otro, pues apenas hablan antes, durante o después del coito. Sin embargo, esta relación comenzará a complicarse cuando James pretenda indagar en lo que le une a Monica, además de intentar averiguar quién es en realidad esta joven insaciable.
«La forma en que Monica me deseaba», se preguntaba James, que narra en primera persona la historia, «sobre todo cuando estaba claro que no nos importaba el bienestar del otro en ninguno de los sentidos convencionales, me llevaba a dudar de todo. ¿Acaso ese festín recíproco, propio de animales de la estepa, era la verdadera esencia del hombre-animal?» Ayudados por un pintoresco consejero matrimonial, ambos amantes intentarán canalizar la energía que dedican al sexo hacia actividades tan diversas como la cocina, el arte o mirar la televisión. Pero este rápido tránsito desde la vida instintiva hasta, digamos, la civilización no dejará de comportar riesgos para la pareja.
Provocadora y explícita, Erotomanía es una ácida sátira que ridiculiza la vacuidad de tantos engolados discursos relativos a temas tan dispares como la monogamia, el sexo sin amor, la crítica de arte, la prostitución o la meditación zen, y que ofrece una iluminadora metáfora sobre nuestro malestar en la cultura.
Yo, lo superfluo y el error.
Historias de vida o muerte sobre ciencia o literatura
Jorge Wagensberg
¿Cómo pueden enriquecerse mutuamente dos ámbitos a primera vista tan alejados como la ciencia y la literatura? La ciencia, asegura Jorge Wagensberg, aspira a la objetividad, y el científico debe prescindir de su yo (su identidad, sus emociones, sus preferencias), concentrarse en lo esencial y desterrar el error. A su vez, la mejor literatura gira en torno al ego del autor y sus vivencias; lo superfluo es en ella excusa para recrearse en el matiz, y el «error» literario suele convertirse en una intuición genial sobre la realidad. Así, la fecundación recíproca entre la comprensión científica y la literaria suscita interesantes preguntas: ¿y si la ciencia recuperase el yo y lo superfluo, y hallase alguna forma de indultar el error? ¿Y si los escritores olvidaran moment& aacute;neamente su subjetividad y contemplasen la naturaleza exterior con la máxima objetividad posible? Tal vez entonces alguna idea científica ilumine algún aspecto de la condición humana, o una anécdota personal dé pie a una intuición científica.
Tras describir el método científico y exponer el posible nuevo género de literatura científica, el autor nos brinda una gozosa puesta en práctica de la teoría: ciento ocho relatos de ciencia (hay en ellos una observación objetiva e inteligible de la realidad) y de literatura (el narrador y su circunstancia personal son omnipresentes). Son relatos irónicos, hilarantes, a veces angustiosos, pero siempre animados por el deseo de conjugar magistralmente comprensión y emoción.