A los cuarenta y tres años, Balzac «sólo veía un objetivo deseable: poner en orden su vida, aligerar sus deudas, vivir con tranquilidad, concluir en paz y sin prisas su obra gigantesca». Así define Stefan Zweig este periodo de madurez del gran novelista francés. Para conseguir semejante objetivo tenía que reconquistar el amor de Ewelina Hanska, la mujer de su vida. Precisamente al escribir la novela Albert Savarus (1842), perteneciente a la serie de Escenas de la vida privada de La Comedia humana, pretendía atraerla con el retrato que ofrece de Albert Savarus, un joven atractivo que prepara meticulosamente su carrera política. Era el personaje que él hubiese querido ser.
También en 1842 dio a la imprenta Un debut en la vida, que comienza con la curiosa conversación que entablan seis viajeros en un coche de caballos de línea regular. En la siguiente novela que se incluye en este volumen, La señora Firmiani, describe a su protagonista como exponente de «todo lo que hay de bueno y bello en la humanidad» en una sociedad regida por la codicia y la avaricia.
El mensaje (1832) es un relato muy intenso en el que un joven moribundo encomienda a un compañero de viaje la tarea de informar a su amante de su muerte. En La misa del ateo Balzac refiere el caso de un reputado médico ateo de París que, tras ser sorprendido por un colega asistiendo a misa en San Sulpicio, se justifica confesando que en sus años de pobre estudiante de medicina fue protegido por un modesto aguador, muy creyente y bondadoso, que le financió los estudios y en cuya memoria hace oficiar esas misas.
Ambientada en París, en 1819, Papá Goriot (1835) es considerada una de las obras más importantes de Balzac. A partir de la historia de Goriot, analiza la naturaleza de la familia, el matrimonio, la estratificación y la corrupción en la sociedad parisina durante la Restauración.
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