«De 1985 a 1992 transcribí escenas, palabras, captadas en el tren, los supermercados, el centro comercial de la ciudad nueva, donde vivo. Me parece que con ello quería retener algo de la época y la gente que nos cruzamos solo una vez, cuya existencia nos atraviesa desencadenando el desconcierto, la cólera o el dolor».
Así describe la propia Annie Ernaux este libro, una sucesión de fragmentos en forma de diario en los que despliega sus impresiones de la ciudad de la periferia parisina a la que se acababa de mudar. Un entorno que en un primer momento apareció ante sus ojos como un no lugar, pero que se fue revelando como un espacio de vidas entrelazadas capaces de ofrecer constantes hallazgos. |
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