A finales del período Sengoku, uno de los más sangrientos de la historia de Japón, un grupo de samuráis se refugia en un pueblo entre montañas huyendo de sus enemigos. Llevan consigo tres mil monedas de oro, una verdadera fortuna que despierta la codicia de los lugareños. Cegados por la avaricia,los aldeanos asesinan a los samuráis, que en su último aliento maldicen la estirpe de sus verdugos. Casi cuatro siglos después, Yozo Tajimi, descendiente del instigador de aquella matanza, enloquece y asesina a treinta y dos personas antes de desaparecer sin dejar rastro.
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