El eslabón luminoso es una historia de España. De una España que no fue católica, ni siquiera cristiana, y que representó durante siglos una de las cumbres político-culturales del Islam. De una España llamativamente incómoda para algunos y extremadamente elogiada por otros tantos, en un vano intento de pretender adjudicar valores actuales a sociedades islámicas medievales. Se trata de una historia que cubre casi ochocientos años, e incluso mil si añadimos la presencia musulmana morisca. No es un error, no es un paréntesis, no es meramente una manifestación cultural exótica. Los habitantes de España no deberían desconocer una realidad política milenaria –literalmente– que se desarrolló en las tierras de España y cuyos protagonistas, los andalusíes, son –también literalmente– sus antepasados directos. Esta obra muestra la evolución política de los diferentes reinos y culturas que hicieron al-Ándalus. Como el de León, de Castilla, de Navarra o de Aragón, en la España musulmana hubo diferentes entidades políticas perfectamente individualizadas que lucharon entre ellas aliándose indistintamente con cristianos o sarracenos. Reinos colocados en el gran tablero del ajedrez peninsular, con sus anexos insulares y africanos, que evolucionan interaccionando sin distinción más que de fe, lo que hablando de un contexto medieval es mucho, pero no suficiente como para asumir que existieron dos bloques políticos enfrentados sobre la base de identidades religiosas. La realidad milenaria de la España musulmana no puede ser soslayada. Es demasiado tiempo; mucho más que el imperio de los Habsburgo y algo más que la Hispania romana. Al-Ándalus configuró a España, y no lo hizo solamente dándole bailes, recetas culinarias o terminología, sino como germen de la forma en la que España se entiende a sí misma. En los últimos años, el conocimiento de la historia de España se ha condicionado visto por una serie de motivaciones políticas e ideológicas que, desde los medios de comunicación, las redes sociales e incluso desde el ámbito educativo, han proyectado una visión negativa y estereotipada de nuestro pasado. |
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