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miércoles, 1 de septiembre de 2021

51.- Yamilia la primera obra importante del autor kirguís Chinguiz Aitmátov

 

YAMILIA

 

Yamilia fue la primera obra importante del autor kirguís Chinguiz Aitmátov. Publicada por primera vez en ruso en 1958, esta fue la novela que situó a Kirguistán en el mapa de obras significativas de la literatura y se erigió como una de las piezas literarias más queridas de toda la Unión Soviética. El poeta Louis Aragon dijo que Yamilia era la historia de amor más bella del mundo. Si bien puede serlo, Yamilia es ante todo un canto a la libertad, una reivindicación de los sueños individuales, en particular los de la mujer, un retrato de una mujer independiente y un grito contra las convenciones sociales de la época (y vigentes aún en nuestros días en muchos lugares).

Heroína literaria local y emblema del empoderamiento de la mujer en el mundo rural de Asia Central, Yamilia es un personaje que sigue vivo entre las mujeres kirguizas. 

«Yamilia era fuerte, debió de ser duro para ella en esa época, la sociedad de entonces aún no había roto con el pasado pero tampoco había entrado en la modernidad, esa puerta aún no se había cerrado pero la otra tampoco se había abierto, y ella desplegó toda su fuerza interior. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se publicó Yamilia? ¿Cincuenta, sesenta años?». Del documental Yamilia, de Aminatou Echard, 2018.

LA OBRA

Es 1942 y Yamilia vive con su familia política en una pequeña aldea kirguiza rodeada de montañas. A casi todas partes la acompaña el joven Seit, todavía un niño, fascinado por el magnético carácter y el descaro de la joven y siempre dispuesto a defenderla de cualquier agravio. Como el resto de hombres, el esposo de Yamilia lucha en el frente en defensa de la madre patria, y las mujeres, los niños y los heridos deben asumir las duras labores del campo: una tarea que se repite cada día, desde el amanecer hasta el ocaso. Pronto Daniyar, un soldado convaleciente, se unirá a Seit y a Yamilia para ayudar en los trabajos del koljós. Juntos, entre silencios y canciones, recorrerán la bella estepa, mientras el viento trae aromas de otras vidas posibles.

«Yo miraba los restos de papel tirados en el suelo mientras una ofensa insoportable me asfixiaba. No me importaba que me tomaran por un traidor. ¿A quién había traicionado?, ¿a la familia?, ¿a nuestro clan? Pero no había traicionado a la verdad, a la verdad de la vida, a la verdad de esas dos personas. No podía contarle esto a nadie, ni siquiera mi madre me habría comprendido»

Yamilia, Trad. Marta Sánchez Nieves. Automática, 2021

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