Existen libros con un poder transformador, más allá de hacernos sucumbir al dulce placer de la lectura. Aquellos que parecen que te hablen o te invoquen, que sientes que han sido escritos especialmente para ti y que son capaces de provocar que te replantees el sentido de todo. Algo así le sucede a la protagonista de esta emocionante historia ambientada en la actualidad. Ariadna es una mujer normal que lleva una vida normal sin más ajetreo que el propio de una familia convencional. Lleva más de una década junto a su marido, Tomás, con el que tiene dos hijos que se acercan a la adolescencia y cuya relación de pareja está instalada en la rutina. Ariadna quiere y respeta a Tomás, pero parece que ambos han dejado de lado la pasión y el deseo de antaño. A ella su trabajo tampoco le fascina, pero sigue anclada en él; y permanece cómoda a pesar del desasosiego espiritual del que solo consigue escapar leyendo novelas de aventuras antes de dormir. Pero no serán ese tipo de libros los que causarán estragos en su vida.
«Casualidad no significa azar.
Nada en tu vida está regido por el azar, pronto te lo demostrarás».
Una tarde cualquiera, Ariadna encuentra un libro diferente en la estantería destinada a albergar sus historias de caballeros. Lo que nunca podría imaginar es que a partir de ese instante todo empezará a cambiar. Tal y como destaca en la portada, al parecer, tiene en sus manos un Manual para convocar casualidades y, en efecto, así es. No tardará en darse cuenta de que dicho manual está en lo cierto. La primera casualidad ha sido encontrarlo, las que vendrán después tratocarán sus días para siempre.
«Estás destinada irrevocablemente a ser feliz, a conocerte,
a desplegar tus alas y ser quien siempre has sido».
Todos tenemos miedo al cambio. Pese a sentirnos insatisfechos, preferimos no arriesgar y caer en las lamentaciones, dejando en otros la responsabilidad de todo lo que nos sucede. No obstante, si mantenemos los sentidos bien abiertos nos daremos cuenta de que son muchas las señales que nos invitan a explorar nuevos caminos. Vale la pena tomar las riendas de nuestra vida y generar movimiento en busca de la felicidad personal. Solo depende de uno mismo. Este es uno de los mensajes que, como la protagonista, pueden encontrar los lectores de Ariadna y el manual para convocar casualidades. Con esta novela, a caballo entre la fábula contemporánea y la autoayuda, Fran Russo es capaz de emocionar a los lectores. Ellos, como Ariadna, no podrán parar de leer este libro en busca de respuestas.
Russo, fotógrafo de éxito, ha querido compartir en sus obras su experiencia vital trascendiendo su reconocimiento como artista. Aunque muchos de sus miles de seguidores esperaban que en sus libros hablase de fotografía, el autor prefirió hablar de los viajes al corazón de uno mismo, de la búsqueda de respuestas, de la magia presente en la vida y del temor a asumir el poder de nuestro destino. De todo lo que no queremos reconocer, de lo que todos queremos hablar, de lo que realmente importa.
De cada una de esas cosas trata esta novela valiéndose de un lenguaje cercano y una historia con la que todos podemos sentirnos identificados. Esa es otra de las habilidades de Russo, movido por la gran cantidad de mensajes de agradecimiento recibidos por sus seguidores. «Que ningún hecho te haga rendirte y que siempre veas que lo importante es sacar aprendizaje de todo lo que nos sucede, que lo realmente importante no es lo que nos sucede sino cómo reaccionamos ante lo que nos sucede», destaca el autor en el prólogo de Ariadna y el manual para convocar casualidades, una novela iniciática para algunos y definitiva para otros que encierra, además, un homenaje al poder de los libros y de nuestra propia imaginación.
«Convoca las casualidades que creas necesarias para guiarte y no olvides dejarte llevar por tu corazón. Reinvéntate si lo deseas porque no tienes limites. Sé feliz, es una orden».
El gran tema de esta novela emocional es la paradoja existencial de nuestra vida moderna, repleta de comodidades y estabilidad, pero, a su vez, fuente de múltiples insatisfacciones. Russo aborda el miedo a los cambios, ejemplificado en Ariadna, a la vez que el deseo de ser feliz, algo innato en todos los seres humanos. Las dudas sobre la toma de decisiones, la convivencia en pareja, la rutina que a todos nos golpea y que todo lo impregna, la infidelidad, el amor romántico y el fraternal, los vínculos familiares, las relaciones entre padres e hijos, la incomunicación en el matrimonio, los prejuicios, las falsas apariencias, la frustración, el desconocimiento sobre nuestros seres queridos… Todos estos temas salpican la narración de Russo, que adopta el punto de vista de una insatisfecha y curiosa Ariadna. Además, el autor se cuestiona el concepto de casualidad jugando con la idea de convocar casualidades, ya que para él cada uno de nosotros tiene lo que llama superpoderes y no se trata de dejarnos en manos del azar.
«Eres responsable de tu vida, jamás una víctima».
La esencia de esta sorprendente novela es también una metáfora de los conocimientos de Russo sobre fotografía. Porque tal y como explica el autor en su blog: «Uno debe buscar la foto y perseguirla. Es muy diferente, insisto, el disparar a lo loco que el saber que la siguiente toma seguramente será mejor. Aquí entra en juego también el don del fotógrafo de anticiparse e intuir qué sucederá. Si te conformas con la primera toma siempre serás un fotógrafo mediocre. Todos los grandes han luchado y perseguido la foto».
«El presente es el momento más importante de tu vida».
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