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martes, 16 de junio de 2020

111.- Lara Moreno presenta DESHABITAR





Un recorrido vital por las habitaciones de la crisis inmobiliaria

«El trágico problema de la vivienda está transformando y destruyendo algo esencial en las ciudades: la humanidad.»
Lara Moreno

Referentes, la colección de ensayos breves de Destino: Miradas incisivas al mundo de hoy


DESHABITAR

A lo largo de las últimas décadas, las grandes ciudades han visto cómo los precios de las viviendas se disparaban y el mercado iba expulsando poco a poco de los barrios a quienes los habitaban, hasta el punto de que el acceso a una vivienda digna ha dejado de ser un derecho para convertirse en un lujo.

Extrapolando su propia experiencia y a través de los lugares en los que ha vivido en Madrid en los últimos quince años, Lara Moreno analiza en este personal texto cómo la crisis de la vivienda ha dañado profundamente la vida de las personas en nuestro país.

Chueca. Las alas 
Huertas. La gente 
San Bernardo. Corazón de ciudad 
Zarzalejo. Montaña y crisis 
Valdemorillo. Renuncia y crianza 
Paradinas. Volver a la colmena 
San Bernabé. Nuestra última casa 
Almendro. Sin cuarto propio 
Plaza de la Paja. Deshabitar 
Marqués de Vadillo. Cruzar el río 


DESHABITAMOS
Nota de la autora


«Somos la pequeña semilla envuelta en las recias y sudorosas manos que nos trajeron al mundo. Somos también la tierra donde esa semilla cayó, somos el agua que chuparon sus raíces. Somos lo propio y lo ajeno. El calor profundo bajo la arena y el paisaje que desde fuera lo rodea.

En este libro cuento mi camino en la ciudad de Madrid en los últimos quince años. Madrid es mi ciudad de acogida; es, por eso, la elegida. Es a través de este homenaje a ella y del recuento de todas y cada una de las casas en las que he vivido que reflexiono acerca del trágico problema de la vivienda, que está transformando y destruyendo algo esencial en las ciudades: la humanidad.

Este libro habla de mi memoria urbana y habitacional y habla también del drama del alquiler. La religión de la propiedad, marcada en nuestra cultura a fuego, no nos deja ver el verdadero problema de las ciudades; un lugar donde no se protege la vivienda de alquiler, donde no se regula, donde a nadie le importa si se hincha como la próxima guinda del pastel envenenado, es un lugar que no ofrece techo a sus ciudadanos, que no los ampara. Un lugar que no los cobija, que los expulsa.

Habitamos el sueño en el que dormimos y el techo que nos separa de la noche. Habitamos la casa y el edificio. Habitamos los paseos y los parques, habitamos los hospitales y las escuelas. Habitamos las ciudades. Somos las ciudades. Deshabitar es despoblar. También arrancar, desposeer, despojar. Deshabitamos el sueño en el que dormimos y el techo que nos separa de la noche. Deshabitamos la casa y el edificio. Los paseos y los parques, los hospitales y las escuelas. Y quedará la ciudad desnuda, solo el esqueleto de sus dientes, ansiedad de hierro y nube tóxica, sin nadie que la guarde.»

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