«Rumores de las ciudades, al anochecer, y al sol, y siempre.» Iluminaciones, Arthur Rimbaud
Encuentro, intercambio, intersección. Kanji bastante simple en apariencia, frágil, bien ejecutado. Significa a la vez ir, venir, estar mezclado, mezclarse. En el origen, como todavía se puede adivinar mirando su forma actual, es un hombre que cruza las piernas. Intercambios diplomáticos, política extranjera, relaciones sexuales, nada de lo que es encuentro le es ajeno.
Tokio, pinceladas del alba se compone de cinco capítulos cortos sin conexión aparente, aparte de la presencia del narrador y de la ciudad. Sin embargo, el libro es una lenta incursión en la noche de Tokio, un laberinto de callejones y de bares de sake bajo las luces crudas de los neones o en la inquietante belleza de las sombras. Ferrier nos guía a través de un paisaje subterráneo y aéreo hecho de bares, callejones, tiendas, bodegas: porque, debajo de su superficie, Tokio oculta un delicioso caos.
Michaël Ferrier nace en Estrasburgo, de una familia de múltiple ascendencia: india, francesa, malgache y británica. Después de una infancia nómada (África y océano Índico), entra en la prestigiosa École Normale Supérieure a la edad de dieciocho años. Actualmente es profesor de Literatura en la Universidad de Chuo, Tokio, y es director del Grupo de Investigación Figures de l'Etranger (La imagen del otro en las artes y en la sociedad). Su obra interdisciplinaria (literatura, arte, música y filosofía) incluye varios libros sobre Japón que le han convertido en toda una referencia. Su primera novela, Tokio, pinceladas del alba, recibió el Premio Literario de Asia en 2005.
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