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jueves, 9 de enero de 2020

13.- Boecio 'Consuelo de la filosofía'



15 DE ENERO
EN LIBRERÍAS

«YO QUE SIEMPRE CANTÉ A LA ALEGRÍA, HOY ENTONO ESTAS TRISTES CADENCIAS. ME DICTAN ESTAS PALABRAS LAS DESGARRADAS MUSAS Y EL LLANTO BAÑA MI ROSTRO MIENTRAS ESCRIBO».
Boecio
Consuelo de la filosofía

Traducción de Eduardo Gil Bera

A lo largo del milenio que separa el final de la Antigüedad del Renacimiento, la autoridad de Boecio fue tal que sólo podía compararse con la de Aristóteles y Agustín de Hipona. Esta celebridad se debió, sobre todo, a su última obra, el Consuelo de la filosofía, escrita mientras aguardaba su ejecución en la cárcel de Pavía, que lo elevó a la categoría de sabio ejemplar. El texto no sólo muestra lo que la filosofía puede ofrecer al individuo en términos morales, sino que es además un extraordinario compendio de las doctrinas de los filósofos clásicos—Platón, Aristóteles, Séneca, Virgilio, Horacio, Cicerón, Ovidio, Plutarco y Juvenal—para quienes la sabiduría consistía en llevar una vida bondadosa, digna y respetable. Una obra cuyo influjo perduró, más allá de la filosofía, en las obras de grandes literatos como Chaucer, Boccacio y Dante.
Boecio (Roma, c. 480 – Pavía, 524) fue el filósofo más distinguido de su tiempo. Estudió en Atenas la filosofía de los estoicos, Platón y Aristóteles, la obra de los cuales tradujo al latín, y demostró que sus doctrinas eran conciliables con el cristianismo. Considerado por la crítica moderna el último romano y el primer escolástico, fue asimismo autor de diversos tratados de lógica, matemáticas, música y teología. Por su gran prestigio, fue nombrado consejero y cónsul del reino ostrogodo. En 524 Teodorico el Grande ordenó su juicio, encarcelamiento y ejecución acusándolo de haber conspirado para derrocarlo.

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