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martes, 10 de diciembre de 2019

27.- LA PRIMERA TRADUCCIÓN AL CASTELLANO DE UNO DE LOS GRANDES POEMAS DE TENNYSON



LA PRIMERA TRADUCCIÓN AL CASTELLANO DE UNO DE LOS GRANDES POEMAS DE TENNYSON

Nunca traducido antes al castellano, Godiva supone la primera lectura moderna de una leyenda medieval: la gesta de la gran dama dispuesta a cabalgar desnuda para ablandar el corazón de su esposo Leofric, conde de Mercia, y liberar a su pueblo de un impuesto abusivo. Pudiera haber ocurrido entre 1038 y 1057, aunque el primer testimonio literario que conocemos de la leyenda de Godiva data del siglo XII y se halla en las Flores historiarum de Roger de Wendover. Tennyson escribió su poema en 1840, mientras volvía en tren a Londres desde Coventry, escenario de esta leyenda. Los poetas Luis Alberto de Cuenca y Victoria León han traducido esta excelente versión en alejandrinos a partir de los pentámetros yámbicos originales.
 

9,5 x 13 tapa dura, con sobrecubierta y cuadernillos cosidos
48 páginas a color
Precio: 10,95 €
ISBN: 978-84-18141-04-1


PRIMERAS PÁGINAS

ALFRED TENNYSON

(Somersby, Lincolnshire, 1809 – Lurgashall, Sussex Occidental, 1892) Es uno de los grandes poetas y dramaturgos del posromanticismo, muy popular por la musicalidad y profundidad psicológica de su obra, gran parte de ella inspirada en aspectos mitológicos y medievales. A los diecinueve años publicó su primer libro de poemas en colaboración con su hermano Charles, Poemas de dos hermanos (1823), y al año siguiente ingresó en el Trinity College de Cambridge, donde entró en contacto con una sociedad secreta de gran prestigio, The Apostles, y conoció al que sería su gran amigo, Arthur Hallan, a quien dedicó uno de sus poemas más famosos, In memoriam (1850), considerado su obra maestra. Su primer libro importante, Poemas principalmente líricos, apareció en 1830. Tras el fracaso de su segundo poemario, que apareció tres años más tarde, estuvo una década sin publicar, hasta que en 1842 recobró cierto prestigio literario con su tercer libro, lo que le animó a editar, en 1847, un largo poema sobre la condición de la mujer moderna, La princesa, con el que se consagró definitivamente. Su famoso poema La carga de la brigada ligera, publicado el 9 de diciembre de 1854 en el diario The Examiner y dedicado al desastre de Balaclava, sigue recitándose en las escuelas inglesas.

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