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Andrés Amorós, melómano y cinéfilo a partes iguales, recorre en Tócala otra vez, Sam. Las mejores música de cine gran parte de la historia del cine desde este punto de vista tan singular, el musical. Por sus páginas no faltan reflexiones y anécdotas sobre la música de las películas de sus directores preferidos: John Ford, Eisenstein, John Huston, Billy Wilder, Luchino Visconti, Orson Welles, Stanley Donen, Stanley Kubrick, Sydney Pollack, Federico Fellini o Sergio Leone.
Si amamos el cine y amamos la música, ¿cómo no vamos a amar la música de cine? No se trata de una simple suma; en todo caso, sería una multiplicación: ambas artes se potencian enormemente. Desde el nacimiento del cine sonoro –y ya en el cine mudo, con el acompañamiento musical en las proyecciones–, la música fue un grandísimo aliado de la imagen. No es frecuente que un gran director de cine sea también compositor, pero toda regla tiene su excepción –es el caso de Charles Chaplin o Clint Eastwood–. En otras ocasiones, un director de cine y un compositor trabajan juntos, formando una verdadera pareja ideal –como en el caso de Nino Rota con Fellini, o en el de Ennio Morricone con Leone.
Pero han sido músicos como Bernard Herrmann, Max Steiner, Dimitri Tiomkin, Miklós Rózsa, Franz Wasman, Victor Young, Alfred Newman, Álex North, Jerry Goldsmith, Georges Delerue, Elmer Bernstein, Burt Bacharach, Michel Legrand, Marvin Hamlich, Vangelis, John Williams, Henry Mancini, Maurice Jarre o John Barry los que han compuesto la mejor música de cine de todos los tiempos.
El libro se completa con el comentario musical de veinte películas del Oeste, y de veinticinco canciones de amor de clásicos populares. Éste no quiere ser un libro erudito –aunque, inevitablemente, se apoye en muchos datos concretos–, sino el libro de un apasionado, de alguien que disfruta, que encuentra en la música, en el cine y en la música de cine –en los tres– placer y consuelo, esperanza y alegría: todo lo que nos ofrece el arte.
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