«Recuerdo que esa mañana, en el párking del centro comercial, mientras salía de la furgoneta, agarrando el rifle del asiento trasero, miré hacia el bosque y me di cuenta de que el sol emergía del campo como un moratón. Era octubre y yo tenía quince años.»
Una nueva novela del maestro Fabio Geda, autor del exitoso
libro En el mar hay cocodrilos.
El fracaso es el eje pendular de esta novela. Un equilibrio frágil sustenta la vida de sus protagonistas, a punto todo el rato de darse por vencidos.
Ercole y su hermana Asia pasan una infancia difícil, que superan a base de imaginación y perseverancia. Sin embargo, como todo el mundo, crecen, van a la escuela, se enamoran... Hasta que todo parece hacerse pedazos y Ercole cree que ser un desastre es un destino del que no puede escapar.
Cuando está a punto de rendirse, se entera de que su madre, de la que no ha tenido noticias en mucho tiempo, vive cerca de él. El reencuentro terminará provocando que tome una elección dramática. Tal vez, la única posible si quiere cambiar su destino...
Vidas descalzas es una novela escrita por el mejor Fabio, desde la primera persona de uno de sus protagonistas, dotada de una humanidad extraña, una ficción que se aproxima con delicadeza y rabia a una Italia cuyos ecos en las vidas de sus habitantes ni nos son ajenos ni tan nuevos..
Una novela que abre con una cita de Foster Wallace: «No puedes matar el tiempo con el corazón. Todo requiere tiempo. Las abejas tienen que moverse rápidamente para estar inmóviles.» Y cuya escritura, sencilla y brillante, envuelve el relato con maestría y lleva a sus protagonistas hasta el límite, cuando Ercole está atrincherado en el techo de un cobertizo, armado y rodeado por la policía. Con él está Luca, que tiene seis años. ¿Cómo han terminado allí?
«En primer lugar, nací en Turín, en el barrio de Cenisia. Mi madre siempre decía que, en cuanto me vio en la sala de partos, pensó que me parecía a Yoda, aunque con más pelo, pero que luego, por suerte, fui mejorando y habría podido ser hijo de Enrique Iglesias. Hay un montón de cosas y de sitios que no he visto, como la aurora boreal, el amerizaje de un avión, a los raperos Gué Pequeno y Marracash cantando en directo, las plataformas petrolíferas, las tormentas de relámpagos en la cuenca del río Catacumbo y la mayoría de las ciudades del mundo; pero he estado en Milán y en Boves, de excursión con el colegio, y en Pietra Ligure, en la playa.»
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