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viernes, 4 de mayo de 2018

43.- NO HAY ALA OESTE EN LA MONCLOA




 NO HAY ALA OESTE EN LA MONCLOA
La realidad del poder en España
 
Javier Zarzalejos
  
Javier Zarzalejos, colaborador de Aznar durante dos legislaturas, repasa los mecanismos del poder, la política antiterrorista contra ETA y la intrahistoria de las decisiones que han marcado la política española en los últimos años.

AUTOR DISPONIBLE PARA ENTREVISTAS
MADRID 16 Y 17 DE MAYO
 
 
MATERIAL EMBARGADO HASTA EL 15 DE MAYO
 
 
 

Javier Zarzalejos, uno de los más estrechos colaboradores de José María Aznar durante sus dos legislaturas al frente del Gobierno de España, conoce muy bien los mecanismos del poder. Los ha manejado. Y lejos de la idealización buenista de la política, la suya es una visión desde la realidad, que rechaza, al mismo tiempo, la concepción conspiratoria y malvada de la responsabilidad política que tienen algunos.

Articulado sobre experiencias reales, autobiográficas en muchos casos, de quien fue testigo y a menudo participó directamente en diverso grado en algunas de las decisiones que definen la etapa de Gobierno desde 1996 a 2004, No hay ala oeste en la Moncloa trata de explicar el porqué, pero, sobre todo, en este caso, el cómo se gobierna un país que tiene fortalezas y limitaciones.

Bajo esa idea, se muestra el arranque de la administración popular tras muchos años de dominio socialista, la política antiterrorista y la intrahistoria de decisiones estratégicas que conllevó, la relación entre la Moncloa y la Zarzuela, la proyección exterior de España, la dinámica del Gobierno bajo la dirección de José María Aznar y la sucesión a cargo de José Luis Rodríguez Zapatero, con incursiones en sucesos posteriores y en la actualidad.
 
 
EL AUTOR
 
Javier Zarzalejos (Bilbao, 1960) es desde 2012 director de FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales). Tras las elecciones de 1996, José María Aznar le nombró secretario general de la Presidencia del Gobierno, cargo en el que permaneció durante las dos legislaturas que siguieron. Desde esa posición, en 1999, recibió el encargo de iniciar un diálogo con ETA –junto con Pedro Arriola y Ricardo Martí-Fluxá, secretario de Estado de Seguridad- autorizado por el presidente del Gobierno y posteriormente asumió un papel relevante en la negociación del pacto antiterrorista.

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