Planes para el pasado es la voz de una mujer, el diálogo que mantiene consigo misma para reconocerse y escapar de lo que ha vivido. La voz de una víctima que quiere actuar como verdugo, que anhela cambiar su vida y no puede apartarse del pasado. Una mujer humillada que a veces desea la venganza y otras espera el olvido, que se rebela y luego renuncia. Una mujer que ha perdido lo único que amó y piensa que, en realidad, nunca lo tuvo.
Escribe diarios de su pasado, avanzan y retroceden, son planes para el pasado, una forma de saber qué sucedió y se conozca quiénes fueron los culpables de su desgracia.
Desea acabar con el enmudecimiento al que desde niña le ha obligado su clase social. Pero hay algo que ella no sabe o no se atreve a decir, como si sus palabras fueran el prólogo de unas verdaderas confesiones y el reconocimiento de una liberación imposible
En la línea de escaparates iluminados y sucesivos, una mujer que pasa, un reflejo, guantes, bolso, abrigo, la cabeza alta, soy ella. Oigo pasos y son mis pasos, mis tacones altos, me detengo, cierro los ojos, avanzo a ciegas sin correr peligro, la calle está vacía. El viento es cortante, cuando empiece a amanecer hará aún más frío, deseo decir a voces ven, abrásame con tus manos heladas, despiértame de una vez. Soy yo esta, que avanza o retrocede, y es igual porque no va en ninguna dirección.
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