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sábado, 24 de febrero de 2018

112.- Código de barras ¿Literatura en la cárcel? Sí




Prólogo de José Ovejero


De las cárceles de Navalcarnero y de Soto del Real, hoy célebre por albergar en sus galerías a tantos personajes de portada de diario — macrodelincuentes económicos, tanto esperpentos de la globalización como herederos de esta España profunda, cacique y servil, que en algún momento les erigió como ejemplo de triunfo social y que, en su delirio, siempre creyeron ser modernos aprendices de Robin Hood— provienen los autores de estas historias.
Este libro nace del empeño de muchos internos de las cárceles españolas por contar sus historias, no su historia, sino las muchas cosas que pasan por su mente en su tiempo de encierro. Por eso,SOLIDARIOS Fundación Secretariado Gitano, dos organizaciones que trabajan en prisión y que creen que la cultura tiene gran poder de resocialización y reinserción, impulsaron un concurso de relatos en diferentes prisiones de nuestro país que ahora llenan las páginas de este libro.

Es difícil leer un libro como este sin atender al contexto en el que se ha concebido. Cuando un texto ha sido escrito por reclusos genera expectativas y desata nuestros prejuicios. ¿Qué se puede esperar de un libro creado en la cárcel? Es evidente: que hable de la cárcel. O del mundo del delito. Que haya violencia, bajos fondos, droga… al menos, extorsión.
No obstante, esperar que cada libro escrito por reclusos gire alrededor del delito o de su castigo parte de una simplificación banal: reduce a quien ha cometido un delito a la condición perenne de delincuente, como si todo ser humano no fuese un ser complejo, capaz de evolución, y solo pudiese ser definido por el acto que lo llevó a la cárcel.
Dos cosas sorprenderán al lector, la primera, la calidad de los textos; la segunda, que estos cuentos traten temas universales como el otro yo, el dolor de la separación, el pesar de los años pasados, el consuelo que procuran la fe y la fidelidad a las propias convicciones, la ternura y la generosidad… Sin olvidar el poder de la ficción, que permite a los protagonistas de estas historias sentir emoción, romper la rutina, dar sentido a la vida. ¿Te suena?

“Quema la ropa con la que te detuvieron y has llevado en la cárcel, pero lo que escribas aquí guárdalo para siempre porque lo has escrito en tiempos difíciles.”

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