En 1960 un grupo de escritores y matemáticos,
capitaneados por François le Lionnais y Raymond Queneau, fundaron en
París el Oulipo (Obrador de Literatura Potencial) con el firme
propósito de, apoyándose en las matemáticas, insuflar nueva vitalidad a
la literatura por venir. Aquel colectivo semisecreto que no pretendía
ser ni una escuela literaria, ni un movimiento literario, ni un grupo
literario y tampoco una vanguardia sigue gozando de una salud y de una
longevidad inhabitual en el campo literario. Sin hacer apenas ruido,
obrando pacientemente, pensando la potencialidad, proponiendo fórmulas
inéditas para crear historias y nuevas formas textuales, el Oulipo ha
abierto nuevos caminos para la literatura aportándole obras de una
invención y de una originalidad difíciles de igualar. Hoy por hoy su
reconocimiento e influencia es mundial; ha dado a las letras francesas
algunos de sus mayores monumentos, pensemos en Georges Perec, y a las
italianas a Italo Calvino. Además es el único caso de un grupo
literario canonizado como tal grupo, y conoce una notable expansión
internacional a través de múltiples manifestaciones.
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