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miércoles, 4 de mayo de 2016

REVISTA LITERATURAS.COM "EL DIABLO EN EL CUERPO" Soledad Galán





EL DIABLO EN EL CUERPO

Autora: Soledad Galán
Editorial: Grijalbo
Nº de páginas: 270

por Eduardo Cruz Acillona

Hace poco celebrábamos el 180 aniversario del nacimiento del insigne y romántico poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer. Y mientras la mayoría rememoraba en su cabeza el retorno de las oscuras golondrinas o se deleitaba imaginando erróneamente una pupila azul (las pupilas siempre son negras, lo que es azul o marrón o verde es el iris), uno disfrutaba releyendo esa obra atribuida por algunos tanto a Gustavo como a su hermano Valeriano y titulada Los Borbones en pelota. Se trata de una colección de 89 acuarelas en las que, en un tono pornográfico-festivo (si se me permite el poco académico término) se ridiculiza en forma de caricatura y de textos pseudopoéticos a los diferentes personajes que pululaban alrededor de la corte de Isabel II, soberana incluida.

Hay quien pone esta obrilla como ejemplo para conocer sin ambages ni censuras lo que se cocía por las alcobas de Palacio y sus alrededores a mediados del siglo XIX. Pero sería un ejemplo incompleto si no mencionáramos y destacáramos la última novela de Soledad Galán, curiosamente paisana de los Bécquer, y que lleva por título El diablo en el cuerpo.

En este libro Isabel II habla en primera persona. Y lo hace sin cortapisas, sin freno, a boca llena y calzón quitado (muchas veces, no sólo en sentido figurado). Dado que no se le dejó gobernar el país (presionada siempre por su propia madre y algunos generales como Narváez, O’Donnell y Espartero) y se la casó con un hombre, Francisco de Asís, al que ella misma llamaba “Paquita” y del que decía que “el día de nuestra boda llevaba más encajes que yo”, decidió gobernar su propia vida desde un punto de vista terrenal (¿o deberíamos decir, más ajustadamente, carnal?). De esa manera se convirtió en la reina deslenguada, divertida, provocadora y libre que magistralmente recrea Soledad Galán en el libro.

Mezclando con sobresaliente naturalidad el rigor de la Historia con el deleite licencioso de la ficción, Galán construye un potente personaje lleno de ricos matices y jugosas reflexiones, mostrándolo, finalmente, como lo que fue: una mujer adelantada a su tiempo, que aprovechó su estatus para romper con todos los clichés establecidos y que se convirtió en soberana de un reino que no fue España sino su propio cuerpo.

Si usted es de los que piensa que la Historia es aburrida… Si usted es de los que opina que el lenguaje de Valle Inclán es rebuscado e indigesto… Si usted es de los que sostiene que la Monarquía es una institución recta y solemne… Si usted es todo es eso, verá cómo no necesita más de veinte páginas de esta novela para cambiar radicalmente de opinión. Aquí se escribe la Historia con humor. Aquí se emula en lenguaje valleinclanesco más lenguaraz. Aquí se levantan las alfombras y los edredones más regios. Y fruto de todo ello resulta un libro divertido, sorprendente y, sobre todo, iluminador: gracias a Soledad Galán y a su profusa labor de documentación, el lector descubrirá que el siglo XIX español fue mucho más que revoluciones y guerras y mucho más que oscuras golondrinas y románticas e inexistentes pupilas azules.



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