por Alberto
García
Estamos todos, aquí no hay nadie
Autor.- José Ignacio Montoto
Nº Páginas.- 118
Ed. Renacimiento, 2015
Un volumen de poemas en prosa
constituye la última entrega de José Ignacio Montoto (Córdoba, 1979), que
continúa asentando una sólida trayectoria con cada publicación.
Los textos de Estamos todos, aquí
no hay nadie se distribuyen en más de una docena de secciones homogéneas
aunque diversas en conjunto, en las que, como una especie de anadiplosis, las
oraciones finales dan paso a las siguientes, encadenándose así los poemas de
modo más o menos marcado. A pesar de ello, el libro posee una estructura muy
cuidada. Se constata unidad de tono en el conjunto, aunque cada una de las
secciones tiene su propia particularidad.
Buena parte de las piezas están
impulsadas por una mirada trascendente de lo cotidiano, basada en principios
matemáticos. Destaca esa perspectiva para hallar un orden (o un desorden) y
para descomponer la realidad. Este hecho nos descubre a un observador que toma
distancia y que medita, a pesar del ritmo fluido, de oraciones breves, de las composiciones
de la obra. Otras veces, esas alusiones matemáticas parecen corresponder más a
un juego con los referentes, sin la óptica metafísica que constituye uno de los
aciertos del libro. Por otro lado, en ocasiones, Montoto despliega un gran
número de juegos de palabras y una mayor atención al ritmo de las piezas.
Asimismo, abundan las alusiones a lo corporal. A su vez, se cuela la crítica
social en los textos, basada en la denuncia de la deshumanización, la apatía y
la falta de sensibilidad provocada por la sociedad contemporánea.
La primera sección del volumen se
construye alrededor de la vida académica: escuela, instituto, universidad...
Parte de los recuerdos, de la recreación del colegio como espacio de
socialización y de iniciación a la vida. El autor pone un pie en la nostalgia
como amarre, y desde ahí elabora esa nueva estructuración del mundo. Incide, al
respecto, en la disonancia entre objetivos académicos y vida.
Frente a algunos conjuntos que tienen
una composición más narrativa, otras partes caminan por la introspección,
especialmente enmarcadas en un escenario urbano. Deja constancia entonces de la
separación, no sólo desde una perspectiva amorosa, así como de la soledad. En
otras piezas, el autor aborda cuestiones y conceptos más filosóficos, aunque
ata la abstracción con numerosos referentes individuales. En ese sentido, despliega
muchos referentes concretos y nombres propios, fácilmente identificables, con
los que arma un ejercicio para tratar de comprender el mundo. No en vano, una
sección gira alrededor del concepto y de las referencias a Walter Benjamín y su
ángel de la Historia.
Con esa diversidad, que no llega a la
dispersión precisamente por esa coherencia del registro, Montoto ofrece una
obra medida y singular levantada sobre una inquietante paradoja: Estamos
todos, aquí no hay nadie.
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