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jueves, 30 de abril de 2015

272.- Crónica de mí mismo DE WALT WHITMAN

 


Crónica de mí mismo
WALT WHITMAN

«Hacía años que no leía a Walt Whitman. Anoche volví a caer fascinado en sus brazos. Esa tremenda energía».
Rafael Chirbes

La vida, la vida y nada más que la vida, eso es lo que encontrará el lector en este libro. El amor, la amistad, el alcohol, las fiestas, las calles, la exaltación, la alegría, los cuerpos, la belleza que sólo aparece a los ojos del poeta… y también, por supuesto, la guerra, la política, la enfermedad, el interés, el dinero, la vejez y la muerte que lo iguala a todos los hombres. En este volumen, inédito hasta la fecha en castellano, aparece por primera vez un Whitman absolutamente desconocido, íntimo, revelador, del que ninguna biografía ha dado cuenta y que resulta tan conmovedor y apasionante como, por momentos, desconcertante. Lo propio de un Hombre, escrito con mayúsculas, de una de las grandes personalidades de la cultura contemporánea. Un recorrido a través de cincuenta años y más de cien cartas dirigidas a amigos, amantes, familiares, editores, incluso al presidente de los Estados Unidos: en todas ellas, el poeta se desentiende de la literatura y la posteridad para expresarse con una franqueza extrema, generosa, acogedora, a veces dulce, a veces brutal. Pues para Whitman, las cartas eran, ante todo, sutiles mecanismos de relación, a través de los cuales amar y ser amado, cuidar y ser cuidado, y de este modo, en su correspondencia encontramos a un hombre plenamente inmerso en los vaivenes de la existencia y en la cotidianidad del corazón. Una autobiografía en toda regla, desde los días de juventud hasta la semana previa a su muerte, cuya lectura, qué duda cabe, nos llevará a releer una vez más sus poemas. Que se nos presentarán quizás ahora bajo una luz nueva.

Colección La muchacha de dos cabezas / 14 × 21,5 cm / 304 páginas / 19,90 €
Traducción de Laura Naranjo Gutiérrez y Carmen Torres García /  978-84-15217-90-9

Fecha de publicación: 11 de mayo de 2015


Walt Whitman (West Hills, 1819 – Candem, 1892) fue uno de los más importantes poetas estadounidenses, pilar fundamental de toda la lírica contemporánea. De orígenes humildes, se formó en buena medida de manera autodidacta y comenzó a trabajar muy pronto en imprentas, periódicos y pequeñas escuelas. En 1855, insospechadamente, puso patas arriba tanto su obra literaria previa (cuentos y poemas cortados con la medida tradicional inglesa) como la poesía de su tiempo y la futura gracias a la publicación de Hojas de hierba: un poemario breve, autopublicado y en su primera edición casi anónimo (un nombre escondido en la página de créditos), escrito con un lenguaje audaz, directo y natural, que reflejaba, por fin, la nueva sociedad del Nuevo Mundo, sus gentes, sus calles, sus vidas, así como esa fuerza divina y natural que alienta por igual todo lo vivo. A lo largo de los años, desde 1855 hasta su muerte en 1892, mientras trabajaba en diversos empleos administrativos previos a su retiro a causa de una severa y creciente parálisis, Whitman llegó a publicar una decena de ediciones distintas del libro que dieron lugar a un crecimiento orgánico de la obra, en correspondencia con el devenir vital de su autor: la experiencia brutal de la Guerra de Secesión, los cambios políticos y económicos de su país, la transformación de la experiencia urbana, el retorno maduro a una naturaleza siempre presente desde la infancia, la crudeza de la enfermedad, la avalancha apremiante del fin. Tras su muerte, el poeta fue enterrado en el mausoleo que él mismo diseñó e hizo construir en el cementerio de Harleigh en Camden, Nueva Jersey.


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